Massiel, Sardá y el calendario de las chicas de Ryanair

sardá y su cuadrilla

massiel

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Para compensar de las dos noticias siguientes y por cortesía de LD, del que Losantos y César Vidal son primeras espadas, colgamos un vídeo en el que aparecen las chicas de Ryanair posando para fines benéficos además de para promocionar la compañía.

Un rumor que puede considerarse como una amenaza en toda regla es la posible vuelta de “Crónicas marcianas”, aunque lo fían para largo, más o menos para la primavera próxima con una periodicidad semanal. Don Javier cada vez tiene más canas y necesita además mucho tiempo para gastar el fortunón que amasó en aquellos dorados años en que fue el rey de la noche.

Seguramente se inventará nuevos monstruos aunque no creemos que el venezolano se atreva ya a bajarse los pantalones todas las noches y faltarán algunos de los personajes de los que se burlaba cruel y sistemáticamente, también todas las noches, como Rocío Jurado. Puede que rescate al POZI del olvido y a doña Carmen de Mairena , y al ex guardia civil y ex marido de Rociíto, cuyo nombre no me viene ahora.

Y otra noticia , esta más reconfortante, es la confirmación por el Tribunal Supremo de una sentencia dictada en diciembre de 2005 por la Audiencia Provincial de Madrid que condenó a la cantante María Ángeles Santamaría Espinosa, conocida como Massiel, a indemnizar con 60.000 euros a la hija de Rocío Jurado, Rocío Carrasco, por lesionar su honor al señalar de forma reiterada en una tertulia televisiva que uno de los ojos de la joven estaba morado, insinuando que era víctima de malos tratos por parte de su compañero Fidel Albiac, citamos textilmente.

La sentencia considera que “al alimentar artificialmente la polémica suscitada por este asunto en algunas revistas del corazón, la cantante no buscaba otra cosa que obtener un beneficio económico asegurando su presencia en otras tertulias televisivas, lo que excede ampliamente los límites de la libertad de expresión».

Los abusos que se cometen contra el honor de la gente, para alimentar el morbo y asegurarse unos ingresos extras o únicos, mediante la fácil e impune maledicencia, tiene de vez en cuando su castigo, aunque hayan tenido que pasar tres años, aunque el Tribunal Supremo haya tenido que intervenir. Cuando los difamadores en general observen que todo lo que ganan en los platós y más aún, se lo gastan en abogados, seguramente se lo pensarán mejor y preferirán meterse la lengua en determinados sitios antes de esparcir la mala leche que los caracteriza sobre los demás.

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