Mou, Casillas y los entresijos del Real Madrid

Al parecer Mourinho, soberbio donde los haya, quiere morir matando. La última bofetada sin mano que le ha propinado al último símbolo del madridismo, Iker Casillas, fue ayer. Cuando le preguntaron si cambiaría algo de su estancia en el banquillo del Real Madrid, Mou dijo que «traer a Diego López el primer año es lo único que cambiaría»

Pero no crean que Mou no ha tenido apoyos en esa particular lucha suya contra el laureado portero.

Ya decíamos en Iker Casillas: paradas por todo lo bajo “lo excelente portero que es por bajo y en la línea de gol. Las alturas no están hechas para él, sobre todo últimamente. Insistimos en lo de Casillas, que es un héroe nacional pero que  se está desinflando  y le llueven crítica de todas partes, incluso desde el equipo blanco y es sabido que ante su inconsistencia en los  últimos partidos, el propio Mourinho estaría buscando un portero de garantía”.

Iker ya lo ha ganado todo. Sólo le queda perder. Su categoría descomunal como portero por bajo, como si de balonmano se tratara, le ha convertido en una gran figura pero sobredimensionada, intocable, tanto en la Selección Española como en el Real Madrid. En el mundo, no tanto. Hay porteros tan grandes como Iker, parando también por alto”

 Críticas han aparecido para todos los gustos: desde lo irónico a lo mordaz en  Iker Casillas en el área chica:

“últimamente a los madridistas , y quizá coincidiendo con su caída en los senos de la periodista de los ojos verdes amén de la aparición en las áreas de delanteros y defensas –estos sobre todo en las jugadas a balón parado- de más de190 centímetros, cada vez que el balón merodea el área, o le chutan desde fuera, a los madridistas se les encoge el corazón, sobre todo si lo comparamos con los porteros que tiene, por ejemplo, el Málaga, Caballero y Kameni, a los que no le meten un gol ni por casualidad, son los porteros menos goleados y seguro que no ganan ni 10 millones de euros por barba. Se les encoge el corazón y se le cierran los ojos de espanto, y se me viene a la mente una de las frases atribuidas a Di Stéfano, el mejor de todos los tiempos: “Un portero debe parar el balón siempre que pueda y sobre todo…, que no introduzca en la portería las pelotas que vayan fuera.”

De Mou y de la peculiar idiosincrasia – en lo que al parecer influye el grupo PRISA y alguno de sus santones- de la “Casa Blanca” se ocupa EQM dando su particular punto de vistan en  Mou, Tito y los totalitarismos:

“La trayectoria de Mou en el R. Madrid, deporte al margen, resulta muy significativa. Aún recuerdo cuando el grupo PRISA le adoraba con entrevistas a domicilio acariciadas por De la Morena. Eso se acabó en cuanto cayeron en la cuenta de que el luso acostumbraba a decir lo que pensaba y que, de ninguna manera, ellos tendrían trato preferencial a base de condicionados mimos.

A partir de ahí, el linchamiento fue coser y cantar, de día y de noche. Personalmente, contra él y sus segundos, hasta el punto de descalificar gravemente al discreto A. Karanka. Nada nuevo, por cierto. El club blanco sabe ya, desde hace tiempo, de qué va eso de impedir, en Madrid y al Madrid, que tenga libertad para sus entrenadores.

Mou no es el primero que lo sufre. Con la marcha en 2003 de Vicente Del Bosque, una perita en dulce para la prensa, todos los demás han sido vilipendiados por determinados medios en cuanto no se han plegado.

Para todos ha habido una campaña personal, más o menos sutil y al margen del deporte, permanente y descalificadora, noche y día: Manuel Pellegrini [le venía grande],  Bernd Schuster [el ‘alemán’], Fabio Capello [defensivo], Juan Ramón López Caro [flojo], Vanderlei Luxemburgo [extraño], Mariano García Remón[jovenzuelo], Carlos Queiroz [desconocedor]; etc. Sólo Juande Ramos, que duró seis meses, y José Antonio Camacho, que es amiguete y aguantó un simple verano, se pudo salvar de la quema: quizás no les dió tiempo.

Si hay que destacar a alguien entre los mencionados, yo lo haría con B. Schuster, de una franqueza similar a la del portugués y que sufrió una campaña parecida a la que se le dispensó a Luis Aragonés en la Selección Española de Fútbol. Terrible e implacable. Y sin quela Presidencia del club moviera una pestaña.

Por tanto, convendría dejar muy claro que el problema no es Mou, gran entrenador, por muchos problemas que éste tenga. El problema es del Madrid, que lleva años tolerando que ciertos medios le quemen entrenadores sistemáticamente. Algo que, por ejemplo, no suele ocurrir con el FC Barcelona.

Eso Florentino, lo sabe. Y lo peor: también lo saben ya aquellos futuros entrenadores que vengan a entrenar al Madrid. Con las consecuencias que cualquiera pueda presumir.

Por cierto, cuando alguien dude del daño que produce la gratuíta descalificación personal en los medios deportivos o sobre la invasión del cretinismo fascista en este país, que se asome a los foros y se entere de los miles y miles de anónimos sinvergüenzas amorales que, con motivo del 7-0 sufrido por el club azulgrana a manos del Bayern, han escrito deseando la muerte a/de Tito.”

 

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