Nuevas perlas de Willy.

 

Willy Toledo es otro español muy peculiar, como el director de cine Fernando Trueba cuando afirmó que «ni cinco minutos de su vida se había sentido español”, aunque después no le haga ascos a las subvenciones y premios de ese país al que denigra y después se lamente de que le hagan boicot a sus películas esos compatriotas a los que ofende y donde pagan justos por pecadores, léase actores y trabajadores de la industria del cine.

Quizá influenciado por los rigores de este largo y cálido verano -parodiando a la película  El largo y cálido verano (1958) , no hay veranos como los sureños, sobre todo si el que los describe es William Faulkner- aparece de nuevo Willy Toledo, con sus meninges casi a punto de ebullición, con estas insuperables manifestaciones que seguramente su público aplaudirá:

En un paisito como en el que vivo, donde los fascistas criminales no sólo están libres, sino que ocupan desde siempre todos los cargos políticos, religiosos, judiciales, policiales, mediáticos, comerciales, económicos y financieros, es normal que, al observar impotentes que un país como Venezuela, a los fascistas criminales los mete presos, (los líderes opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, alcalde de Caracas) no lo puedan soportar y arremetan contra la soberanía nacional-popular, legitimen, animen y financien el terror escuálido, y vomiten su mierda asesina sobre quienes ponen a los fascistas donde deben estar y sobre quienes, en la distancia, apoyamos y aplaudimos que así lo hagan“.

Los dueños de este paisito en el que vivo (unos cuantos miles de delincuentes saqueadores ultraderechistas) están consiguiendo sin despeinarse lo que, a priori, sin pensarlo mucho más que treinta segundos, parecería una misión imposible: que millones de personas, una mayoría de la población, víctima ella misma de la explotación y la represión fascista, olvide a sus explotadores“.

En Venezuela están asesinando al pueblo porque tiene algo que defender y no se rinde. El poder, en Españita, no lo necesita: ya tienen al pueblo que, voluntariamente, felices y sobre todo muy orgullosos de ser españoles, defienden lo de Amancio Ortega con uñas y dientes y aprietan el gatillo contra la democracia venezolana y su pueblo valiente

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