Vicente del Bosque

Vicente del Bosque, primer marqués de Del Bosque, anda un poco cabreado con el mundo. No se explica ese aluvión de críticas a un equipo que ha pasado a cuartos como primero de grupo, con un solo gol recibido. Como si él tuviera la culpa de que el Guaje Villa, killer nato del área, ande lesionado, o de que el Niño Torres, a pesar de sus preferencias, juegue a ráfagas, o de que Negredo y Lorente no estén entrando, de momento, en sus planes. Lo cierto es que ahí estamos en la siguiente eliminatoria, ante Francia, a la que jamás ganamos en partido oficial, habiendo sido la mejor de la primera fase en el ataque, la defensa y el control de los partidos.

Del Bosque, al que se le exige que se muestre siempre como campeón del mundo, no pierde la serenidad y contención que le caracterizan –qué ejemplo para algunos entrenadores que se creen el ombligo del mundo, ¿se lo imaginan metiendo el dedo en el ojo al entrenador rival o  imponiendo la ley del silencio cuando pierde?-, no obstante, cuando está hasta su amplia coronilla de los comentarios de los millones de seleccionadores que hay en España, y sobre todo de los críticos de la prensa que en su vida han tocado un balón, se permite alguna queja, aunque llena de humildad y siempre cargada de ironía: «Hemos pasado de pobres a ricos y no valoramos nada» o «Hemos pasado a cuartos y no nos hemos ni abrazado» «Parece que todas las selecciones han acabado la primera fase contentísimas. Y nosotros no sé si las expectativas son tan grandes que nos sabe a poco todo. Hemos pasado de pobres a ricos rápidamente y ya no sabemos valorar lo que tenemos»

Como ejemplo de crítica acerada, a cargo del que entiende de todo – y de toros- ahí tienen a la pluma de Losantos, comparándolo con Rajoy –esperemos que el marqués conduzca a la Roja con mayor sabiduría, maestría y menos dudas  que el Registrador – y exponiendo su punto de vista futbolístico:

Desde el Mundial vivimos una pájara continua, el amaneramiento de parecemos a nosotros mismos, el narcisismo inagotable de torear sin toro, o de jugar como si no hubiera otro jugando. O sea, el Barça de Guardiola, cuyo tiquitaca quizás ha caducado ya. Y, que en todo caso, es un pestiño. Ante Croacia, Del Bosque parecía Rajoy ante la crisis: mucho toque en el centro, pero, de juego, nada. Amarrategui y bobalicona, la selección parecía encadenada al círculo central. Xavi y Xabi jugaron para echarlos, fallaban hasta Piqué y Ramos, y todo porque a Vicente le gustaba el empate a cero. Cuando estábamos a punto de ser eliminados, va y quita a Torres, único delantero, y pone a Navas, para centrarle balones a Croacia, y luego saca a Cesc, para demostrar que manda él. Son alardes muy de centro: lentos en la acción y abonados a la autocompasión. Como Rajoy, Del Bosque prefiere no jugar antes que jugar al ataque. Acabaremos mal”.
Desde el exterior Del Bosque también recibe críticas, aunque estas más interesadas, sobre todo las provenientes de Francia. Así Le Parisien afirma que España  «mereció perder y abandonar la Eurocopa». «España ha pasado a cuartos de final. Antes del
partido, eso parecía una evidencia. Después, es casi inmoral», sin embargo Le Monde, da consejos: «Aunque acabaran imponiéndose siendo fieles a su idea del juego, los españoles deben absolutamente encontrar un goleador para lo que queda de torneo», rebautizando de nuevo a Casillas como San Iker, » tras «haberse sacado de nuevo de la chistera una parada-milagro».

La Gazzetta dello Sport destaca las palabras de Gianluigi Buffon, agradeciendo a los españoles su victoria :” Italia «le debe algo» a España por el resultado que les permite continuar en el campeonato europeo. «Sabía que los españoles cumplirían con su deber».

One comment

  1. A mi parecer, tiene mucho de sabio Del Bosque y en sus frases parece que ha tomado como referencia la situación actual de la sociedad española. Creernos ricos, sin valorar lo que tenemos(o hemos tenido hasta hace poco)Una vez despiertos, claro, vienen las pájaras. O las primas de riesgo… porque aquellas primas buenorras que tenía uno en el pueblo, por imperativo biologico, ya no volverán. Penita. En fin, a por ellos de cualquier manera. Y si son franceses, rien ne va plus!

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