España, a la caza de China e Italia en número de Patrimonio Mundial

sociopolitica

Imagen: sevilladiscover.com

La lista de bienes declarados Patrimonio mundial de la Humanidad tiene en tres países su mayor cultivo de joyas protegidas: Italia, a la cabeza con 51 bienes, China con 48 y en tercer lugar, España con 44.

Si bien esta lista no es una competición sino una importante herramienta para proteger y promover la rica herencia cultural a nivel mundial, si es un buen termómetro en cuanto política y gestión cultural llevada a cabo por cada país, siendo en ello España todo un ejemplo.

Qué supone tener bienes declarados Patrimonio de la Humanidad

Ingresar algún bien en la lista de Patrimonio de la Humanidad es dar protección y proyección a un bosque, montaña, lago, cueva, desierto, edificación, complejo arquitectónico, ruta cultural, paisaje cultural o ciudad que, por su gran valor histórico, artístico, cultural o natural, merecen ser preservados y promovidos.

Esta cuestión no conlleva únicamente recibir una subvención para su conservación o fomentar su conocimiento en turistas y vecinos del lugar, también conlleva el firme compromiso de la administración competente de proporcionar todos los medios para su conservación, desarrollo cultural y fomento de los valores que convierten el lugar en Patrimonio Mundial.

Debido a este hecho, es un importante termómetro sobre políticas culturales el poseer mayor o menor número de bienes declarados y fomentar la inclusión de nuevos bienes, ya que se trata de un compromiso recíproco de inversiones y protecciones que trae consigo también limitaciones como la de no romper con el entorno protegido.

España dentro de la lista de Patrimonio Mundial

España tardó cinco años en añadirse a la lista desde la primera inclusión que se realizó (las Islas Galápagos en 1979), no siendo hasta 1985 cuando inició su andadura entre los bienes protegidos a nivel mundial. Eso sí, se estrenó a lo grande con la inclusión de nada más y nada menos que cinco conjunto de bienes: Alhambra y Generalife, Catedral de Burgos, Mezquita y Alcazar de Córdoba (ampliado en 1994 a todo el centro histórico), Monasterio del Escorial y Sagrada Familia, Park Güell y Casa Milá (ampliado en 2005 a obras de Gaudí con otras extensiones como Casa Batlló).

Desde entonces el ritmo de protección ha sido exponencial, añadiéndose en el periodo de 1985 a 1988 11 conjuntos más de los que destacan centros urbanos por entero como Ávila, Santiago de Compostela, Segovia, Salamanca, Cáceres y Toledo, y emblemáticas obras que copan las fotografías de turistas como la Catedral de Sevilla o la Cueva de Altamira.

A partir de entonces el ritmo ha sido constante hasta completarse la lista a día de hoy con 44 lugares declarados, tan imprescindibles como Doñana, el Teide, Atapuerca, Las Médulas, el Camino de Santiago o el Conjunto Arqueológico de Mérida.

Políticas culturales de España respecto a la lista de Patrimonio Mundial

España es un país muy activo dentro del programa de la UNESCO. No sólo apoya firmemente cada propuesta realizada hasta su consecución, sino que también se preocupa por mantener viva su participación promoviendo y realizando propuestas constantemente.

Tras la inclusión de las Minas de Almadén (2012), cuya importancia reside en la extracción milenaria del mercurio y la infraestructura creada a su alrededor (el castillo de Retamar, edificios religiosos y pozos tradicionales), y la del Paisaje Cultural dela Serra de Tramuntana (2012) cuya importancia es el cultivo en terrazas y toda su ingeniosa infraestructura desarrollado en esta bella pero abrupta región mallorquina, España continúa su apuesta por el reconocimiento y la protección de su riqueza cultural.

El siguiente paso está en hacer del Conjunto Megalítico de los Dólmenes de Antequera la siguiente inclusión ya en 2016. Integrando los sepulcros megalíticos de Menga, Viera y el Romera, además de los monumentos naturales de la Peña de los Enamorados y el Torcal de Antequera.

La razón por la cual se quiere incluir este hermoso paraje malagueño en la lista no es sólo por su belleza, sino por su consideración como una de las primeras formas de arquitectura y paisaje monumental de la Prehistoria europea.

En definitiva se puede concluir que España es un país comprometido con la política cultural y el desarrollo de ésta, dando pasos en firme en su conservación aunque aún debe trabajar algunos aspectos como la debatida ley de costas o la sobreexplotación de la economía del ladrillo.

One comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *