Corpus Christi

Eladio Montaño, cristiano de base,  muy comprometido con lo auténtico y lo esencial, escribe su visión acerca de la parafernalia del Corpus:

VOS DATE ILLIS MANDUCARE*

“Latín que se traduce: *dadles vosotros de comer. Es del Evangelio que hemos comido hoy los cristianos de misa (Lucas, cap. 9). Cuenta que Jesús hablaba y curaba a la gente y caía la tarde y los discípulos de entonces, los Doce se le acercaron a decirle: despide a la gente; que vayan a buscar alojamiento y comida. Y Él les contestó: dadles vosotros de comer. Y con lo que había comieron todos.

Los Doce de hoy, menos elementales que aquellos de entonces, no despiden a la gente sin más; al revés, las invitan a que vean la comida, con toda la vajilla y con invitados distinguidos vestidos de fiesta. Ocurre que con tanta parafernalia la gente que ve el espectáculo no siente apetito: tanta plata, tanta o tanto preboste luciendo atuendos de postín… pican la curiosidad  una primera vez, pero nadie se aclara de qué va la cosa. En Sevilla hay un cortejo larguísimo con una docena de pasos con imágenes y dos custodias –la grande y la chica, como son conocidas-, que pocos aclaran cuál sea la protagonista. En la grande va la Eucaristía (que es el pan a comer) y en la chica, una espina. Es más, la presencia de autoridades y tropas tiene su público, que según sea de un signo u otro aplaude a rabiar o vitupera sin vergüenza alguna. Al ir a comprar la prensa, veo en la portada de ABC del viernes: Corpus: más cortejo, menos fieles (en Sevilla se hace la procesión del Corpus el jueves; hoy habrá sido en otros sitios). Algo así como más jefes que indios. (En Málaga, ídem de ídem)

Yo digo: si la comida es para comerla, no para enseñarla ni guardarla avaramente, ¿a qué esta demostración? La solución a esta idolatría sería no sacar alardeando en procesión lo que es alimento. Eso sí, hablar de que tenemos una comida a la que estamos invitados todos y es saludable. Y es un alimento que se come alrededor de una mesa sin necesidad de plata ni otros colgajos.

Claro que si quitamos esto, ¿a dónde irán a parar la tarasca granadina, los carráncanos sevillanos, el cortejo toledano de los gremios, el clero revestido de capisayos varios…?

¡Lo que viene tardando el 26-J! ¡Cuánto tiempo perdido!”

Un abrazo, E.

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