Aunque el Tribunal Supremo, que goza de una posición análoga a la de las Cortes Generales y el Gobierno de la Nación, sea el de más alto rango dentro del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional se encuentra fuera de esa jerarquía y forma una categoría propia, con reconocimiento diferenciado en la Constitución. Su obligación es velar por el cumplimiento de la Constitución y para ello tiene potestad para declarar nulas las leyes inconstitucionales y para defender al ciudadano de violaciones de sus derechos fundamentales (recurso de amparo). Es el Tribunal Constitucional de España o TC el órgano constitucional que ejerce la función de supremo intérprete de la Constitución Española de 1978.
El TC, por tanto, puede revocar decisiones del Supremo, como el caso de Bildu, algo que no ha gustado a quienes deseaban lo contrario: que fuese incapacitado para presentarse a las próximas elecciones Si era ilegalizado Bildu sería un triunfo de la justicia, en caso contrario, un apoyo a los etarras.
Así pues, por no haber ilegalizado a Bildu tan Alto Tribunal ha sido enjuiciado por la jauría de la derecha extrema y algunos que se hacen pasar por demócratas, de una manera inaudita que puede llegar a hacernos pensar que estamos en una aldea sin ley en que todo vale y en que tipos como Losantos, en el uso de la libertad de expresión que ha hecho que sea carne de banquillo, por lenguaraz, en los últimos tiempos, se meta, de una tacada con todo bicho viviente, incluidos el Monarca y todo el que pasa por ahí:
“los magistrados del Tribunal Constitucional se enfangaron la toga con el polvo del camino, después se revolcaron en el lodo, luego chapotearon en el fango, y ahora ya comen barro como hacían en el siglo XVII las que querían estar delgadas y con aspecto moribundo, las que se llamaban góticas”, “los jueces del TC han primado el derecho de los terroristas a presentarse a las elecciones, para qué, para que no les falte dinero para comprar armas y seguir matando».
La Gaceta de Intereconomiatv:
“El TC ha demostrado no ser garante de los ciudadanos, sino de los etarras. “El Tribunal Constitucional acumula en su historial sonoros atropellos contra el derecho, desde el plácet a la cacicada felipista contra Rumasa hasta el espectáculo de pasteleo partidista que ofreció los tres años que invirtió en avalar la mayor parte del Estatut. No le va a la zaga el que ahora podría consumar, si triunfa la tesis progresista, al blanquear a los cachorros del terrorismo para que concurran a las urnas el 22 de mayo”“Lo indica, en primer lugar, el mero hecho de que prime el celo garantista del tribunal, al entrar a considerar los peros de los proetarras, cuando el Supremo ha dejado claro que las candidaturas son ‘testaferros de Batasuna’”.“Pascual Sala, un clásico del felipismo, que llegó a ser calificado como “lord protector del crimen”, negó que González declarara por los GAL y permitió la liberación de la Mesa de Herri Batasuna desautorizando al Supremo. Y junto con Gay (y Pérez Vera) apoyó desde el TC la excarcelación del asesino Troitiño
González Pons, del PP, futuro ministro de algo, le dice a a los jueces del Constitucional: «Desde Madrid con escolta es muy fácil ser demócrata mundial, le gustaría “ver a los magistrados que han apoyado legalizar la coalición «sentado en el puesto de un concejal del PP en cualquier municipio pequeño del País Vasco»
Todo esto le parece a Juan Cruz una obscenidad: “Si era ilegalizado Bildu esto sería un triunfo de la justicia. Si no era ilegalizado, sería un fracaso del Gobierno, que apoya a los etarras y a los que apoyan a los etarras y además ha presionado a los jueces. el Constitucional ha dicho sí a Bildu.Y el Partido Popular y la prensa extrema agita la siguiente idea fija, la otra parte de la cartulina: es culpa del Gobierno.La obscenidad siempre guarda velos; pero en esta ocasión la obscenidad me parece de una inquietante transparencia”
