Desde que escuchamos a Cospedal decir que el PP es el Partido de los Trabajadores, seguramente no el antiguo PTE, que estaba a la izquierda del PCE, no habíamos visto una imagen más confortante para la cohesión de los hombres y las tierras de España: un alto cargo del PP, Pons, el tercero de a bordo, manifestándose por el Sahara y contra la política genocida de Marruecos, y en definitiva contra el Gobierno del PSOE, porque Rajoy acusa a Zapatero de «abdicar» ante Marruecos.
De todas formas nunca habíamos visto nada igual: Pons defendiendo las mismas ideas que la titiritera Pilar Bardem y que los causantes, junto al PSOE de todos los males de España, los sindicalistas Toxo y Méndez. Tras la pancarta «Marruecos. Fuera del Sáhara 35 años después” de la marcha iban además el coordinador general de IU, Cayo Lara, la presidenta de UPyD, Rosa Díez, Javier Bardem y Rosa María Sardá.
Pero si estos van en manifestación Pablo Molina en Bajarse al moro se escandaliza de que “asombrosamente, todos los partidos e instituciones coinciden en que con nuestro vecino del sur, ese país absurdo, hay que llevarse excepcionalmente bien. En progreñol, eso quiere decir que tenemos que estar siempre dispuestos a ponernos los zahones por debajo de la rótula esbozando la mejor de las sonrisas”
Y Hermann Tertsch en Indigno esperpento acusa a Morotrini, nuevo e ingenioso mote que le pone a la Ministra de Asuntos Exteriores del Reino de España, de desautorizarse a si misma “ en dos semanas con tal rotundidad, rapidez y soltura que su única salida digna es dimitir. Nuestra política exterior ha entrado en el esperpento” opinando así del conflicto:
“El régimen dictatorial de Marruecos no se ha vuelto loco. No puede asegurarse lo mismo de nuestra democracia. Rabat ha visto que una nueva generación de saharauis cristaliza en una amenaza real. Ha decidido decapitarla. Y goza de una constelación ideal para esta empresa, con EE.UU. y Francia preocupados por cualquier brote radical en el Magreb, y una España dirigida por esta tropa de ineptos. Obsesionados por no perder sus intereses en Marruecos. Suyos, no de España. Renunciaron a utilizar los medios de presión que tiene España. Que son más que los de Marruecos frente a nosotros. Como con otras satrapías, han pretendido una armonía tramposa a cambio de jirones de dignidad española. Rabat les ha cogido la medida. Son incapaces de defender a los periodistas. Excuso hablarles de nuestra soberanía”
