“Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos” es el nombre de una asignatura diseñada para el último ciclo de la Educación Primaria y toda la Educación Secundaria en España por el Parlamento Español de acuerdo con la Ley Orgánica de Educación. Consiste en la enseñanza de los valores democráticos y constitucionales.”
Esta asignatura no creemos sea la panacea de nuestro sistema educativo, no nos va sacar de los últimos lugares en el concierto educativo europeo, no va a ser, desde luego, “la purga de Benito” para esos males, sin embargo se ha convertido en un elemento más de confrontación política e ideológica creemos que absurda. O en todo caso sí haría falta un gran poder moderador para consensuar los contenidos obligatorios de la asignatura sin que se convierta en el coño de la Bernarda de la 17 autonomías. Está por ver si el Estado no ha sido adelgazado demasiado, como ahora se dice, y sea imposible tal consenso.
Nosotros, por lo pronto, y a la vista de la que se ha organizado en el gallinero nacional a partir de la decisión del Supremo de no permitir la objeción de conciencia hacemos unas reflexiones y recogemos distintas opiniones y meadas fuera del tiesto de otros, aunque no vamos a caer en la escatología y el mal gusto tan absolutos como el eurodiputado del PP Luis Herrero que insulta al presidente en la televisión pública de Aguirre, diciendo “los españoles tienen todo el derecho del mundo para mandar a Zapatero a cagar” (sic) -¿serán los años o la sobrealimentación a que se someten en el frío invierno de Estrasburgo los causantes de su diarrea mental, siguiendo con los burdos términos?
¿No quieren los detractores de la misma que se enseñen “los valores democráticos y constitucionales?
¿Por qué algunos dirigentes de la Iglesia Católica- ¿no tienen sus templos, sus púlpitos, sus 65.000 profesores de religión impartiendo su doctrina?- se han opuesto a ella, ( a la EpC), tachándola de totalitarista, aunque otras asociaciones educativas de marcado carácter conservador no la ven con malos ojos ya que entienden que el currículum propuesto por el gobierno no sobrepasa la mera enseñanza de los Derechos Humanos más elementales?
A ver si así nos podemos librar del esquizoide que quiera manipular los contenidos o de los benignoblancos de turno que digan «hemos perdido una batalla en cuanto a la objeción”, pero esto no es más que una escaramuza, que acudirán al Tribunal Constitucional , que seguirán luchando contra el adoctrinamiento de sus hijos.
O de escuchar a José Blanco aquello de que por qué no los maestros pueden enseñar a los niños a ponerse los condones, o Pons construyendo infames pareados: «Acato la sentencia pero objeto en conciencia”
A Luis Del Pino decir, con el vídeo de la ministra Cabrera, que ya ni siquiera se molestan en tratar de fingir que el Tribunal Supremo no es un títere de la casta política (sic).
O a Losantos, arremetiendo contra la decisión del Supremo de no reconocer el derecho a la objeción de conciencia de los padres de alumnos en Educación para la Ciudadanía pues ya se esperaba ese fallo: “Dos días reunidos los del Supremo, reunión de pastores oveja muerta, dos días enredando mareando la perdiz, eso es que van a perpetrar una fechoría y es lo que han hecho”. La decisión del más Alto Tribunal, una fechoría.
Además ha animado a las asociaciones de padres que defienden la objeción tendrán que recurrir directamente al Tribunal de Estrasburgo porque el Constitucional “está para lo que está”,“hacía dos días que el Gobierno sabía la sentencia. “¿Prevarican los jueces? ¿Prevarican en el Gobierno? No, prevarigalupan (1) que es una cosa distinta…”, “Aquí la única Iglesia somos nosotros, los de la Logia, y nosotros decimos lo que el Gran Arquitecto diga si a nosotros nos parece bien”, ha apuntado también para insinuar que la masonería está detrás de EpC.
(1) se supone que esta palabreja-verbo se refiere al juez Garcigalupo, de infausta memoria para él y para sus amigos.
