Artur Mas, en el salón de la Mare de Déu de Montserrat que preside Sant Jordi, uno de los «símbolos principales del autogobierno y la existencia milenaria de Cataluña nos habla de las incertidumbres y amenazas que planean sobre la realidad nacional catalana porque se se mantiene «la incomprensión, y más de una vez la hostilidad, hacia su identidad colectiva, cultura y lingüística».
Comienza su singladura afirmando que la “demanda de mayor autogobierno es vista por el resto del Estado como un privilegio, la petición de un trato fiscal más justo es calificada de poco solidaria, y la afirmación de la cultura y la lengua catalana es catalogada como afán de Cataluña por cerrarse en sí misma «como si fuera un pueblo de mentalidad provinciana» oponiendo a ello que “Cataluña quiere más autogobierno porque ama la libertad, aspira a un trato fiscal más justo porque valora el esfuerzo y tiene una voluntad permanente de proyectarse al resto del mundo”
Y pronostica para el futuro de la región, tan llena de contrastes y de mezclas culturales, tan cargada de historia, como el resto de sus compañeras de Estado, con una gran espíritu reivindicativo no exento de poesía: «Levantaremos el vuelo. Como dice nuestro canto de la senyera, volaremos como ave galana por encima de nuestro anhelo», como si Cataluña, desde tiempo inmemorial una de las regiones más prósperas de Europa, llevara hasta su ascenso al poder el vuelo rasante de las gallináceas
Pero Mas, en su delirio soberanista, que habrá hecho las delicias de un buen puñado de catalanes que se sienten bajo el yugo –y no diré de las flechas por sus connotaciones fascistas- centralista aunque todavía no suficientes para obtener la independencia, se ha visto arropado rápidamente por uno de su flamante gobierno, por el conseller de Cultura de Ferran Mascarell, que ha levantado las iras de sus compañeros sociatas que le han pedido que entregue el carné del puño y la rosa.
Y ¿cómo apoya a Mas y al sentir de los catalanes ahítos de una libertad tan en peligro a causa de los españoles castradores tanto de su identidad nacional como de sus pelas, este neoconverso del nacionalismo? Pues soltando este discurso tan innovador: «Necesitamos un Estado propio y eficiente porque el Estado español no es eficiente para el resto de España y menos para Catalunya”
“ Yo soy catalanista y socialdemócrata, sigo considerándome como tal y nadie me ha pedido que deje de serlo” ha dicho cuando Montilla le ha pedido que entregue el carné. ““el PSC ha debilitado su relato sobre el país” y que a Cataluña le conviene “un Estado propio y eficiente”
