Arnaldo Otegi, de nuevo en la cárcel por intentar reconstruir la dirección de Batasuna y por organizar la financiación de ETA a través de las herriko tabernas, apela a la sensibilidad y humanidad de sus señorías para que lo dejen libre provisionalmente para atenderlos problemas de salud que concurren en su familia y que ha enumerado:
– su padre es de edad avanzada y con delicada salud
– su mujer padece un aneurisma en una arteria cerebral
– su hija está en manos de los psicólogos: no puede soportar que su padre esté de nuevo en las cárceles de Estado
Considera que no hay riego de fuga al ser él un hombre de palabra, arraigado socialmente y con fuertes vínculos familiares como hace ver en su petición de libertad provisional aunque el fiscal piense que estando a buen recaudo le será más difícil seguir incidiendo en los delitos citados y la apología del terrorismo
Las causas que alega son dignas de tener en cuenta en cualquier preso común pero en su caso ya se oyen voces como la de Ángeles Pedraza, vicepresidenta de la AVT, afirmando que «parte de los problemas psicológicos que tiene la hija de Otegi pueden ser por el padre que tiene», «por desgracia, por culpa de gente como Otegi yo no tengo hijo que tenga problemas psicológicos, mi hija está en el cementerio.
O las de Toñi Santiago, madre de la niña Silvia Martínez, asesinada por ETA en 2002 a la edad de seis años: “Otegi no debe salir en libertad provisional, sino que se debe pudrir en la cárcel”.
