Tomás Cuesta a golpes con Ricardo Costa y la derecha hortera

rajoy y el pp valenciano

caricatura de costa

Hoy martes y trece va a ser un día inolvidable para Ricardo Costa que, al parecer, quiere morir matando. En el discurso que va a leer por la mañana antes de la reunión de la tarde en que se anunciará el cese temporal en sus funciones de secretario general del partido valenciano , además de considerarse inocente, dirá que se niega a diumitir porque «la dirección nacional no nos trasladó que debíamos romper relaciones con la empresa de Pérez, aunque en Génova se sabía que ‘El Bigotes’ organizaba los actos del partido en Valencia.”, y no dimite porque “ su dimisión podría ser malinterpretada, ya que podría trasladarse a la opinión pública la idea de que él ha actuado al margen de la legalidad”. Y va a pedir disculpas  por haber contratado con Orange Market, aunque  nunca supo, hasta hace poco, que dicha empresa formaba parte de una trama de corrupción.

Todo en defensa propia aunque en el partido socialista no se explican su cese seguramente tirando por elevación a su mentor Camps. Y tampoco convence a la derecha mediática, en este caso ABC, conservador donde los haya, por permitir que Tomás Cuesta escriba desde sus páginas de este modo sobre el defenestrado, no amigo de los trajes aunque sí del rico caviar iraní y de los “pelucos” envidiables: comienza lanzando sus andanadas sobre los gestores de la crisis de la trama y acaba haciendo un retrato implacable del secretario general:

“Beatona por fuera y rijosa por dentro. Los responsables de gestionar la trama Gürtel han puesto en escena un miserable estereotipo que ensucia y desvirtúa a la derecha. En la España podrida (o faisandé, metidos a cazar ocurrencias al vuelo) la única ley que no se reinterpreta es la que dictamina que los conservadores son culpables por mucho que se demuestre su inocencia”

“… Y no cabe duda de que Ricardo Costa, si se encuentra en el trance en que se encuentra, es porque ha sido un inocente. Además, por supuesto, de un cursi intempestivo y un hortera de aúpa, de los de aquí te espero. (De tomo y lomo, en resumidas cuentas, pues el tomo y el dame son hermanos gemelos). Al pollo pera le ha tocado en suerte interpretar el papelón de pollo sin cabeza. De lo cual se deduce que alguna vez la tuvo, que no es flaco consuelo con la que está cayendo. ¿A costa de qué Ricardo Costa ha de enseñar la popa y el plumero? A costa de un peluco de veinte mil euros.”

“…Venderse por un Patek Phillipe denotaría, al menos, cierta altura de miras en un mundillo de bajeza. El Franck Muller, por contra, no admite defensa. Hurgarse la nariz, sorber la sopa, pellizcar a las damas, rascarse la entrepierna… Un hortera de miedo”.

 

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