A pesar de lo cual, y con gran realce, prensa y radio se hacen eco de la alarmante noticia de que la locomotora de la economía europea, la alemana, se hunda aún más después de varios trimestres consecutivos en caída libre: en el último trimestre, el peor en 19 años, lo ha hecho un 2,1 %.
Y ampliamos lo anterior, ahora en comparación con España, y leído en El País:
“…De hecho, el frenazo de la conocida como locomotora europea es mayor de lo esperado inicialmente, ya que el pasado enero el INE alemán contaba con un retroceso de entre el 1,5 y el 2,0%, por debajo del dato definitivo dado a conocer hoy.
Pese a todo, los responsables de la oficina estadística han destacado que en la totalidad de 2008 el PIB registró un aumento real del 1,3%. Un dato que supera, entre otros, al avance de España en el mismo periodo ya que, a pesar de entrar en recesión en la segunda mitad de año, la economía española también mantiene un balance positivo anual con un 1,2%, aunque el INE confirma que la economía española entró en recesión en el cuarto trimestre, tras contraerse un 1%.
O sea, que en todas partes cuecen habas, y en mi casa, a calderadas, como dice el refrán. Y no hay que echarle la culpa a Zapatero, aunque alguna sí tiene por haber practicado la táctica del avestruz en algunos momentos y ser presa de un inmoderado optimismo en otros, Ahora parece que la realidad de los hechos se ha impuesto y se ha puesto a trabajar, cuando la clase política anda enfrascada con el culebrón de turno, la lucha por el poder en el seno del PP que ha hecho que vayan aflorando unos hechos, como los de los espionajes varios y las corrupciones que amenazan con llevarse para adelante a mucha gente del partido, de las viejas y de las nuevas. Aquí se está necesitando, como el comer, un nuevo Jesús Torbado, que con Franco escribió “Las corrupciones”, La democracia está necesitando un nuevo Jesús pues el otro ya falleció.
Mientras tanto están intentando asesinar a los mensajeros y desviar la atención hacia una partida de caza de venados (o muflones, según Federico), en que han intervenido un juez y un ministro a los que le importa un bledo, al parecer, toda la parafernalia que se ha montado a su alrededor.
