Ante unos pocos miles de fieles, desde luego no los 6000 que esperaban los organizadores Benedicto XVI critica el “laicismo agresivo” de la sociedad española. A juicio suyo España está sufriendo una involución religiosa estableciendo una relación directa entre el actual choque entre fe y laicismo en la España de Zapatero y el anticlericalismo de la Segunda República, durante los años treinta.
Otros medios también lo ven así: El Papa compara el anticlericalismo español de los años treinta con el secularismo actual
Hay otros aspectos del viaje que son tratados por editoriales o por blogueros o por alguien que ha hecho las cuentas del público asistente:
Un pontífice envejecido por el peso de la pederastia :“Los españoles verán a un Papa envejecido y con el peso del escándalo de los abusos sexuales y la pérdida de confianza de la feligresía en el clero, que no termina de encontrar una salida digna para la institución bimilenaria”
José Manuel Vidal en ‘Bombazo’ del Papa tranquilo: “En la España de ZP, laicista light, no se queman iglesia ni se persigue a los curas. Al contrario, el Estado recauda fondos para la Iglesia y ayuda a restaurar las catedrales”Por otra parte la visita del Papa no cumple las expectativas de público . Parece ser que el aluvión de 200.000 católicos anunciado por la Xunta y el Ayuntamiento para ver y escuchar al Papa no se ha producido lo que decepcionado lógicamente a comerciantes y hosteleros. Si se esperaban 1200 autobuses a primera hora solo habían llegado 300. Una tienda de recuerdos afirma que han vendido unos cuantos a unos policías sevillanos y unos bomberos de Barcelona. En cambo Diego Pérez, sacerdote del Opus Dei de la diócesis de Tui-Vigo, afirma que lo importante es lo que va a decir el jefe de la Iglesia católica. “No ha venido para que los políticos tengan un rédito electoral”. Y dice el cronista: “ Cuando Ratzinger termina su discurso, sólo dos de los telespectadores de la Alameda aplauden. El ambiente helado sorprende especialmente a Milagros Sandoval, una religiosa de Lumen Dei llegada de A Coruña. “Hay mucha menos gente de la esperada. Quizás es porque se hizo propaganda de que Santiago es pequeño…” “Es una pena”, apostilla, desolada, la mujer que la acompaña”