Catalonia is Spain

«El catalán es un ser que se ha pasado la vida siendo un español cien por cien y le han dicho que tendría que ser otra cosa» Josep Pla en 1976

Convocados por asociaciones como Sociedad Civil Catalana, Convivencia Cívica Catalana,Somatemps o Moviment 12-O, miles de catalanes han acudido al paseo de Gracia y después a la Plaza de Cataluña para celebrar el día de la Hispanidad y proclamar que España es «la nación de todos».Con el apoyo de partidos como C’s, PPC y Ciudadanos, los catalanes que han salido a la calle reivindican la españolidad de Cataluña en pleno proceso separatista.

Para no errar en el número de asistentes habrá que decir que han sido unas decenas de miles los que han acudido a esta manifestación en pro de la españolidad de Cataluña, entre los que destacan el escritor catalán Arcadi Espada que ha afirmado que » existe una «Cataluña silenciada» que no forma parte «del discurso oficial» y que si un día se le pregunta «junto a todos los españoles» sobre su futuro, la respuesta será «bien distinta» a lo que piensa el establishment político y mediático catalán»;  o  Josep Ramon Bosch que  ha reivindicado la Cataluña «sin complejos» que no quiere renunciar a España y ha pedido abandonar «debates absurdos» y que «el desafío a la legalidad llegue a su fin» y ha considerado que el «debate más dramático» que puede darse en una sociedad es querer que se parta el país». También el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha abogado por la «reconciliación» entre los catalanes y ha avisado al presidente de la Generalidad, Artur Mas, que el «juego se ha acabado», en alusión a la consulta separatista. » y el diputado de UPyD Toni Cantó que ha acusado al presidente catalán de hurtar «el derecho a decidir de todos los españoles» y le ha reclamado «más sentido común y democracia», algo que, según ha dicho, en la Cataluña gestionada por la Generalidad «brilla por su ausencia».

De todas formas muchos afirmarán que son pocos los barceloneses que se han manifestado hoy en comparación con aquellos centenares de miles que la propaganda oficial y la crisis ha puesto en la calle en los últimos tiempos, aunque a estos habrá que recordar que no siempre ha sido así: en otros momento de la historia reciente los barceloneses han dado sobrados ejemplos de patriotismo al resto de los ciudadanos españoles, por ejemplo, durante la guerra de África de 1859-60, para la cual organizaron veladas teatrales, manifestaciones, cuestaciones, misas y todo tipo de actos en apoyo del ejército. Cuando llegó la noticia de la victoria de Tetuán se congregó una gran manifestación ante la casa consistorial, desde cuyo balcón Víctor Balaguer recitó este cuarteto:

¡Victoria! La anuncia rugiendo el león. ¡Victoria! Retumba tronando el cañón. Y henchida de gozo, radiante de gloria, repite: ¡Victoria! la hispana nación.

A la vuelta, los vencedores, con Prim a la cabeza, todas las campanas de la ciudad repiquetearon en su honor y se les dedicaron estos versos:

Sapia la nassió mes cultaque á Espanya ningú l’insultamentras hi haije un catalá.

Durante la primeras revueltas en Cuba  numerosos ciudadanos y entidades, ansiosos por sofocar cuanto antes la rebelión separatista, propusieron organizar un cuerpo de voluntarios catalanes cuyos gastos se comprometieron a cubrir mediante una suscripción patriótica. Estos salieron para Cuba en marzo de 1869. La despedida de las tropas en el muelle barcelonés, arropadas por una enfervorizada multitud, fue apoteósica. Y cuando se declaró la guerra los catalanes se echaron en masa a la calle en varias ocasiones. Por ejemplo, para despedir al general Weyler el 25 de enero de 1896. El diario La Publicidad dijo de él:

«Va a salvar el honor de la bandera, a defender los derechos de España, a combatir por la integridad del territorio. ¿Hay que decir más para que le acompañen nuestras simpatías?»

En 1885,durante el conflicto de las Islas Carolinas con la Alemania de Bismarck, en Barcelona se convocó una gran manifestación «a favor de la dignidad y la integridad de la patria». Podemos leer en La Vanguardia:

¡Aún hay patria, aún hay patria! Nuestro entusiasmo justifica la exclamación con que damos comienzo a esta reseña; porque creíamos que el acto de ayer sería brillante, sería imponente, pero jamás hubiéramos imaginado tanta majestuosidad, tanta grandeza. Sí, aún tenemos patria; aún España puede ser una gran nación. Aún no hay país alguno que nos aventaje en patriotismo.

Sería prolijo seguir enumerando la entusiasta vinculación de los catalanes en los últimos acontecimientos bélicos, aunque si podemos citar lo ocurrido en 1893 cuando el conflicto de Melilla, ante el que una vez más los catalanes manifestaron su ardiente patriotismo. La Vanguardia organizó una suscripción entre sus lectores, bajo el título Barceloneses, Catalanes, Españoles, para nuestros soldados de Melilla, con el fin de enviarles víveres y pertrechos, suscripción cuyos primeros donantes fueron el propio periódico y sus propietarios, los Godó. El semanario republicano La Campana de Gràcia, por su parte, denunció que, mientras que todos los españoles estaban conmovidos por lo ocurrido,

«sólo el gobierno no ha dado muestras por el momento de aquella virilidad, de aquella energía que exige la honra de la patria ultrajada (…) No comprendemos la flema olímpica del gobierno (…) No están tan lejos las costas africanas para que en pocas horas no pueda reunirse allí un cuerpo de ejército que corra a vengar la sangre derramada ejerciendo una represión enérgica y ejemplar (…) Es muy triste que tengamos al frente de la nación a unos hombres que no saben estar a la altura de sus deberes patrióticos»

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