Dos ilustres titiriteros por Garzón

jolie y almodovarv joaquin sabina

 

No veo el momento de cerrar el hilo que abrí cuando empezaron los juicios al juez Garzón y que tanto están dando que hablar. El primero, se ha saldado con una condena de 11 años de inhabilitación, o sea su expulsión de la carrera judicial. Las escuchas le han costado demasiado caro en comparación con otros compañeros de profesión, que  han prevaricado –recibiendo dinero de tramas de corrupción- y ya están ejerciendo pues apenas les cayeron dos años.

El nuevo juicio –por un dinero que al parecer recibió de un banco por unos cursos que dio en Nueva York– no ha llegado ni a celebrarse porque, según el veleidoso diario de Pedro Jota, “el juez Manuel Marchena archiva la causa contra Garzón por los cursos de Nueva York por haber prescrito”. “El TS acredita el cohecho de Garzón pero lo ve prescrito”, a pesar de ello, y para que lo sepa la gente  “la mordida de Garzón debe ser recordada”

Como dice José Mª Izquierdo, “el magistrado Manuel Marchena ha hecho todo lo posible para que de dos cagarrutas presentadas para incordiar a Botín por dos leguleyos de ocasión, se haya construído toda una montaña de excrementos con la que intentar sepultar la honorabilidad de Garzón. Ha engordado la causa, publicitando al límite –con la ayuda privilegiada del mismo periódico que hoy nos llama a recordar la mordida- las presuntas corrupciones, sin dejar defenderse duramnte todo ese tiempo a Garzón y ahora, cuando se iba a celebrar la vista oral, advierte -oh, sorpresa- que el caso estaba prescrito. Y si además ya se había logrado lo que se pretendía, que era echarle de la carrera, para qué perder el tiempo y darle opción a que se defendiera”

El título del post sin embargo está relacionado con la solidaridad que el juez Garzón ha levantado en algunos sectores de la sociedad española, sobre todo en el de los “zejateros” o titiriteros, como ha bautizado la jauría mediática de la caverna a un numeroso grupo de artistas que se muestra muy sensible a asuntos de injusticia manifiesta. De ese grupo no me negarán que Pedro Almodóvar –por el que las grandes de Hollywood suspiran estos días -y Joaquín Sabina, no son dos figuras fundamentales, solo comparables, quizá, a la familia Bardem, de un pasado comunista que tira de espaldas –el alcalde de Sevilla don Zoido ha puesto en su sito a la mamá quitándole el nombre de una calle, hasta ahí podíamos llegar-.

Del primero les he colgado un vídeo y del segundo “Chirigotas de Garzón”:

Este pavo es un crack, le da lo mismo
Caín, Sadam, Bin Laden, Pinochet,
Eta, los Gal, Fidel, el urbanismo,
que tiemblen los Torrentes sin carnet.
¡Qué terco Torquemada antiladrillo!
¡Qué fiero Baltasar contra Roldán!
En el lado convicto del banquillo
que no me juzgue nunca el talibán.
Roberto Alcázar caza malandrines,
Supermán se disfraza de Clark Kent,
la justicia es el clan de los Charlines
con la que está cayendo en Picassent.
Huelga de magistrados paniaguados,
aforados forrados a granel,
fray Caamaño nos libre del jurado,
del fiel de una balanza tan infiel.
¿Por qué torres se va de montería
donde los ciervos pierden el pellejo?
¿Para recalentar la guerra fría?
¿Para cobrar la pieza de Bermejo?
Deje tranquilo el trust del menudeo,
mire con lupa el cártel genovés,
que no le estrese radio filisteo,
todos Losantos piensan con los pies.
¿Qué se esconde debajo de esa toga?
¿Qué barren los faldones del ropón?
Los muflones del coto no hacen yoga
desde el punto de mira de Garzón.
Y, sin embargo, no le sobra apoyo
por su estajanovismo radical,
la audiencia nacional no es ningún chollo,
si monta un pollo cuente con mi aval.

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