Gato encerrado en la ardiente solidaridad de Hermann Tertsch con Bruni y Ashtiani

carla bruni

De todos es sabido  que Irán llama a Carla Bruni prostituta por defender los derechos de una mujer a la que el Gobierno iraní ha condenado a ser lapidada acusada de haber engañado a su marido y después haberle asesinado. Carla Bruni

pidió la liberación de Sakineh Mohammadi Ashtiani, , en prisión desde el año 2005. a ella se ha unido la actriz Isabelle Adjani en una carta publicada en la página web La regle du jeu

.La reaccion de Irán ha sido la publicación de un artículo, ‘Las putas francesas se unen a las protestas por los derechos humanos‘ que insulta a ambas  calificándolas de «inmorales»:
«Hace poco Carla Bruni, la esposa de Nicolas Sarkozy, y la infame, Isabelle Adjani, actriz francesa de moral corrupta, han mostrado su apoyo a Sakineh. Carla Bruni luchó por romper el matrimonio del presidente Sarkozy hasta convertirse en la primera dama”

El hecho, a su vez, ha provocado distintas reacciones a favor y en contra. Una, muy llamativa, con gato encerrado incluido, es la del trasnochador y sectario  Hermann Tertsch que escribe  De putas y santas de donde entresacamos:
 
«Nos resulta muchas veces antipática, especialmente cuando insiste en cantar, grabar y difundir esas insufribles canciones que perpetra». «Sabemos que la niña angelical es un bichito. Pero bichitos —y bicharracos— hay muchos y pocos tan seductores y deliciosos». Lo más importante, no obstante, es su mensaje a las mujeres insultadas por la teocracia iraní: «Benditas todas las mujeres que sean tachadas de putas por esa jauría de fanáticos que son los ayatolás, el presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad y todo el movimiento islamista que intenta que cuaje en nuestras sociedades libres ese oscuro credo de odio e imposición, pesadilla para tantos pueblos sometidos».

Y el gato encerrado del que les hablaba no puede ser otro que finalizar su discurso aludiendo a las ministras socialistas que no sabemos qué vela llevan en este entierro del que él también ha pretendido ser el muerto. Un muerto con muy poca gracia por cierto:

 «Donde somos tantas las putas debe haber santas. Y santas deben ser para los ayatolás de Teherán todas las ministras socialistas españolas, tan feministas ellas, que aún no han abierto la boca ni para darse por enteradas de que el drama humano de Ashtiani existe».

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