Porque al parecer actuando en soledad ha sido capaz en un par de horas matar al menos a 91 personas, 84 en Utoya y 7 en Oslo. Un individuo con el único antecedente de unas cuantas infracciones de tráfico de menor cuantía pero que desde los 20 años se declaraba de extrema derecha y en la actualidad soltero, cristiano, de ideas políticas conservadoras, y en sus intereses figuran el culturismo, la caza, la música chill y la masonería. Profesaba un nacionalismo radical y era un visitante asiduo de la web Document.no, un portal islamófobo con noticias y opiniones racistas y antimusulmanas.
En el perfil que tenía en twiter figuraba la frase de Stuart Mill: «Una persona con una creencia equivale a la fuerza de 100.000 que sólo se mueven por interés».
Por todo ello es inexplicable que dirigiera su odio contra el gobierno con una bomba en Oslo y organizara posteriormente la masacre en la isla de Utoya contra indefensos adolescentes que se reunían inermes en un campamento de las Juventudes Socialdemócratas.
Su abogado ha dicho sobre él: «Ha dicho que él creyó que sus acciones eran atroces pero que en su cabeza resultaban necesarias; probablemente las planificó durante un periodo largo de tiempo» «Cuando se se habla de la seriedad del asunto, de la increíble amplitud de heridos y muertos, se limita a asumir que fue cruel ejecutar esos asesinatos, pero esto era necesario».
Redactó antes de la masacre un «manifiesto» de 1.500 páginas, titulado ‘2083. A European Declaration of Independence’ sobre la «guerra de razas» y la pregunta de cómo puede liberarse Europa de los inmigrantes.
Había publicado un video ya retirado en Youtube con un resumen de sus ideas y en que se identifica con los caballeros templarios describiendo los ataques que iba a perpetrar. Aparece en una fotografía armado con un rifle automático, vestido con un traje de neopreno y con un parche en el brazo en el que pone ‘Cazador de Marxistas’.
Toda esta parafernalia y sin que nadie en la pacífica Noruega lo hubiera detectado la ha puesto en práctica no contra los musulmanes sino contra unos pacíficos jóvenes a lo largo de hora y media, vestido de policía y armado con un fusil semiautomático y un arma corta, recorriendo la pequeña isla a a sus anchas, convertido en una máquina de matar que dejó tras de sí al menos 85 muertos gritando «debéis morir, debéis morir todos» habiéndolos engañado previamente haciéndose pasar por policía diciéndoles «Acercaos, tengo información importante” en referencia al atentado ocurrido en el centro de Oslo. Toda una maquiavélica forma de actuar que solo acabó cuando llegó la policía a la que se entregó sin oponer resistencia.
Todo radicalismo, sea religioso, politico, etc no es más que una enorme muestra de necedad. Es triste que sigamos tomando posturas extremas y dejando de ponernos en el lugar de quién no entiende nuestro punto de vista. Ojalá nos dejemos ya de bipartidismos, de pensar que nosotros somos los que tenemos la verdad absoluta, o que aquel del PSOE es un ladrón y aquel del PP un facista. No es así habrá muchos que en un y otro partido, en muchos otros, quieran luchar por un mundo mejor, habrán gentes en los grupos religiosos que crean de verdad y quieran aportar algo bueno a la sociedad, y sea lo que sea, si nos respetamos, aunque no compartamos sus ideas, podremos construir un mañana. Si no, podemos ver nuestro futuro en los libros de la historia ya pasada. Todo se repite si no aprendemos, si no ponemos remedio a tiempo.