La Junta de Andalucía hace pedagogía con el onanismo femenino

torre triana

No sabemos si siguiendo directrices del Ministerio de Igualdad regido por Bibiana Aído que es fuente inagotable de noticias que después traen cola por las reacciones que suscitan, como aquella en que echó una mano a la Real Academia  de la Lengua ofreciéndole un nuevo vocablo, “miembra”, o cuando se pierde en sutilezas antropológicas o teológicas al  afirmar que un nonato no es persona hasta que no asoma su cabeza al mundo, o que las menores de edad, a partir de 16 años, puedan abortar sin permiso de los padres, o tal decisión de interferir en la sexualidad femenina es cosecha propia de la Junta Andaluza.

Tanto el Ministerio citado como la Consejería de Igualdad de la Mujer de la Junta de Andalucía se han fijado en las prácticas masturbatorias femeninas y han entrado  de lleno en estas acciones al intentar su regulación mediante una guía, una especie de cuaderno u hoja de ruta para orientación de mujeres inexpertas. Algo parecido a aquella campaña de Sanidad en que se enseñaba cómo revestir el miembro viril con el condón para evitar embarazos no deseados o enfermedades como el sida u otras más viejas de transmisión sexual. Y así como la Iglesia Católica ya mostró su desagrado ante el uso masivo de profilácticos en el sentido de que no protegía al cien por cien del  sida y por ser una campaña que animaba a la práctica del sexo por el sexo con fines exclusivamente placenteros y no como un camino hacia la procreación, ante esta nueva campaña aún no se ha pronunciado.

Lo cierto es que la  Consejería de Igualdad de la Mujer de la Junta de Andalucía hace pedagogía con tal acto que si estaba antes regulado por la Iglesia a través abundante doctrina y del confesionario ahora, al ser este un Estado laico, es el Ministerio de Igualdad el que crea una nueva doctrina: mantener esta práctica les permite aprender cómo funciona su cuerpo y cómo sentir placer». Y la Junta andaluza:«La masturbación ha estado siempre cargada de mentiras o leyendas»

«No tiene ningún problema, no causa enfermedades, no vuelve loca a la que lo hace y no engancha como una droga» y donde se anima además, según interpretación de un redactor de ABC, a las destinatarias del mensaje a leer libros eróticos para estimular el deseo y a masturbarse en lugares tranquilos cuando alcancen la soltura necesaria en las fantasías o pensamientos sexuales.

Ignoramos si, al igual que se hace en las cárceles, como las salas del bis a bis, al ser esta una práctica individual se habilitarán en colegios y universidades salas especiales ad hoc y con un horario fijado previamente por el Rector o  por el Jefe de Estudios.

Pero, al parecer, la Junta tranquiliza a los vigilantes de la moral y la buenas costumbres al aclarar que no es una asignatura que entre en el currículo sino algo optativo: «Las personas que tengan algunas ideas morales que les prohíban su práctica y no deseen la masturbación no tienen por qué hacerlo, sobre todo porque es una actividad que controlamos, como cualquier otra, sin grandes esfuerzos de la voluntad». Y las féminas que piensen de otra forma deben saber que mantener esta práctica les permite aprender cómo funciona su cuerpo y cómo sentir placer, sin que al hacerlo se tenga por qué experimentar  sentimiento de culpa, «pues parece que, cuando se practica, estamos haciendo algo malo y no es así, es sólo una forma de vivir el sexo a solas, cuando no se tiene pareja o aun cuando se tiene”.

Todo ello en aras de conocer la propia sexualidad con lo que se mejora la relación con la pareja, asegura la Guía  para masturbadoras, lamentando de paso la subordinación tradicional de la mujer al varón: «Desde siempre hemos dejado que el hombre descubriese qué era lo que nos gustaba que nos acariciasen. Con la masturbación tenemos la oportunidad de descubrirlo nosotras mismas», recomendando a las inexpertas en este divertimento que decidan practicarla por primera vez que estimulen el deseo con lecturas eróticas o que incluso busquen ayuda de alguien hasta adquirir soltura y habilidad: «Si no sabemos o no utilizamos nuestras propias fantasías con cierta regularidad, tendremos que usar algún recurso externo a nosotras mismas», «para mejorar el deseo recomendamos leer algunos libros eróticos y no la lectura de revistas o películas pornográficas ya que puede darnos una visión deformada y limitada de lo que es la experiencia sexual»

Imaginamos que todo lo anterior será muy comentado e incluso que sea una nueva piedra de escándalo o de comentarios jocosos en una sociedad machista como la nuestra y que el movimiento feminista pretende cambiar mediante leyes o cuadernos-guía que dejen a la mujer en el sitio que merecen. Ahora le ha tocado a la masturbación.

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