Dicen que más de un millón de personas se reunieron en torno a la Virgen del Rocío : una muestra de fervor inigualable que congrega a tantos todos los años y que resulta inexplicable para los que nunca asistieron y sí por los que acuden y que proceden , además de toda España, del resto del mundo, de Chile o Australia, por poner ejemplos lejanos.
No se debe entrar a analizar lo que se ignora pero seguro que a los animales políticos – todo hombre lo es y más el profesional- les gustaría saber cómo se atraen tantos adeptos.
Algo que tampoco habrán pasado por alto ZP y Blanco, que últimamente y gracias a las desdichas ajenas parece que tienen una flor en determinado sitio, a la hora de tratar el fenómeno religioso o este hecho religioso-social en España aunque supondrán que entre los rocieros estará representado todo el espectro político sobre todo el andaluz (también hay hermandades canarias y catalanas, dichas en orden alfabético).
De todas formas y por precaución y por ver lo que pasa deberíamos todos pedir la intercesión de la Virgen del Rocío ante lo que se nos viene encima: nos quieren subir la luz nada menos que un 20 %. O sea, que las clases populares irán todavía más de cráneo, sin haberse recuperado de la subida del butano.
Por último añadimos una nota curiosa para los amantes de los animales y de su Sociedad protectora: el polvo del camino no es lo único molesto del Rocío. La verdadera cara amarga de la fiesta la sufren unos cuantos caballos: este año, según el Plan Romero han muerto sólo 23 de entre los ciento y pico mil que han ido y ha sido por agotamiento, inanición y otras formas de maltrato, según el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.