Parece como si ya nos hubiesen devuelto Gibraltar o que nuestra vieja aspiración de poner el mástil con la bandera de España en todo lo alto del peñasco se hubiera cumplido o que ya habría muerto el último mono : pero ninguno de estos supuestos se ha cumplido a pesar de que de la lectura de la página de la embajada británica, cuya titular en España es Denise Holt pudiera desprenderse lo contrario.
En este día entrañable en el que el espíritu patriótico rezuma por todas partes, oídos Moratinos, Chacón y Zapatero, y quedándonos aún el plato fuerte del discurso del zarandeado por tantos, Juan Carlos, sin embargo nos tenemos que conformar con el anuncio de que en la actualidad hay una hermosa historia de amor entre los dos países, cuya relación está pasando por un excelente momento y con aparcar la devolución de la soberanía de la Roca que tan arteramente nos arrebataron y entretenernos con la encantada de haberse conocido embajadora y sus sesudas reflexiones:
a) este año se ha cumplido el 200 aniversario de la Guerra de la Independencia, en la que España y Gran Bretaña lucharon juntos contra las tropas de Napoleón.
b) el primer centenario de la Cámara de Comercio Británica en España, la más antigua cámara extranjera en territorio español.
Aplica Holt su memoria histórica y deduce y concluye de los hechos anteriores: «¿Quién hubiera pensado que una guerra pudiera llevar -200 años después- a la actual historia de amor británica con España?», La crisis económica ha servido para poner de manifiesto «los numerosos puntos en los que el Gobierno británico y el español comparten las mismas perspectivas: la cumbre del G-20 de Washington, la lucha contra la pobreza en el marco de la ONU y la seguridad alimentaría.
