Paciencia y recortes hasta la extenuación

Y ahora, para disimular se sacan de la mangan palabrejas incomprensibles, como indexación ( acción de registrar ordenadamente información para elaborar su índice. En Administración, se refiere a aspectos relacionados con sueldos y salarios, se da cuando diversos conceptos de pago a los trabajadores, se unen o se integran en un solo a fin de que la administración de sueldos se realice de una forma más práctica y controlada. O sea que al ciudadano de a pie ya le pueden ir atando esta mosca por el rabo que se traduce en que si, según Moncho Alpuente, Montoro dice que hay que desindexar, posponderar, flexibilizar, redimensionar, desrelativizar, desimplementar, descontextualizar o redescojonar algo, el receptor avisado sabe que algo nos van a quitar…

Por eso no es de extrañar que al gobierno en general y a algunos de sus componentes en particular le sacan los colores algunos críticos como Concha Caballero que en La cuchipanda’ y Andalucía se acuerda de Arenas que “corre tras su destino esquivo y no consigue situarse como portavoz siquiera adjunto del PP, perseguido por la saña de Cospedal y por su amistad con Bárcenas, mientras “ o  Zoido que “huye del suyo.Jamás se había escuchado a un líder andaluz proclamar que en ningún caso, palabrita de honor, querría ser candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía y que hará falta un terremoto político para arrancarlo de su Ayuntamiento”, que Cospedal llega a las ruedas de prensa como si entre bambalinas se hubiera hartado de llorar (demasiado colirio, querida) y Soraya piensa que es demasiado joven para morir en este naufragio y jugando a ser la Monti española, toda tecnocracia.

Guindos y Montoro se hacen trampas en el solitario de la economía española con cara de tramposos jugadores de póker. Wert anda enredado en su afán de acabar de una vez por todas con la cultura y desmontar la educación pública.
El inefable Gallardón acelera su proyecto de construir el último robot de “mujer, mujer”, toda maternidad y dulzura, inabortable por definición.

 El jefe del Ejecutivo hace tiempo que desapareció. Comenzó, como todos los que ascendieron a los cielos, por pronunciar tautologías. “Sabemos lo que tenemos que hacer y lo haremos”; “al pan, pan y al vino, vino”, fueron sus proclamas iniciales, hasta que confesó que la realidad lo desbordaba y que era “very difficult todo esto”.

Tampoco al académico, novelista y exreportero de guerra Pérez Reverte se le ve muy contento y se despacha a gusto asegurando que «lo del Consejo de Ministros del viernes y su conferencia de prensa fue, literalmente, para irse fuera de España a vomitar»:
«Esa vileza dialéctica, esa cobardía moral, esa descarada asunción de impotencia y ese desprecio a la inteligencia de quienes los escuchaban»

«Y mientras, su jefe en la Moncloa, fumándose un puro, incomunicado, ajeno a todo, impasible como Don Tancredo».

«Empiezo a creer que si Aznar era un arrogante y Zapatero un imbécil, Rajoy es un sinvergüenza».

«Está quemando su mayoría (y nunca nadie la tendrá igual) sin tocar un pelo de este monstruoso e inviable derroche autonómico. Tiene miedo de que se rebelen los sicarios, los trincones de lo caliente, los barones locales que han hecho de este disparate su negocio. Así que Rajoy lo exprimirá todo y a todos antes que tocarles el negocio a los compadres y desmantelar este disparate burocrático».

«Hay un sistema clientelar de 20.000 asesores políticos y compadres varios trincando de lo que el Estado expolia».
«Ni 6,2 millones de parados han convencido aún a estas ratas de alcantarilla estatal de reformar la Administración que asfixia a España».
: «Aún no hemos visto dimitir a ningún ministro, y eso significa que están de acuerdo con la infamia que el Gobierno de su jefe impone; la poca vergüenza, la cobardía moral y el cinismo político se los reparten entre todos, sin inocentes, ese Gobierno, esa gentuza».

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