Revilla sucede a Aído en el lenguaje innovador

presidente cantabro revilla
El colaborador de Buenafuente y presidente de Cantabria, Sr. Revilla, ha contraatacado y llamado hipócritas y fariseos a algunos miembros-miembras del PP por ponerlo como chupa de dómine por haber contado en un programa de televisión que “mojó por primera vez” a los 18 años- entonces en plena minoría de edad- y pagado por ello a la iniciática prostituta. Para las señoras diputadas del PP en Cantabria, al airear su licenciosa conducta juvenil estaba haciendo, nada menos, que “apología de la prostitución “ y para él son ellas unas “sepulcras ” blanqueadas (sic)- albas por fuera, corruptas por dentro-.
El extrovertido político, que no pervertido como apuntaron dichas damas, dice no sentir la necesidad de arrepentirse de aquellos hechos en lupanares varios y casas de lenocinio de la Montaña, porque aquel acto primero-no precisa si fue una sola vez- era “lo normal y habitual” en aquellos años en que el recato y la castidad eran el caballo de batalla de los confesionarios.

Parece que el televisivo y dicharachero presidente  piensa que aquellas prácticas lúbricas tan habituales en los sesenta pasaron a la historia: nada más lejos de la verdad si tenemos en cuenta que los españoles se gastan 50 millones de euros cada día en prostitución, sobre todo en Andalucía, la Comunidad Valenciana y Madrid, las comunidades autónomas en las que, debido a su mayor población en general, también hay un mayor número de meretrices, bello eufemismo el dado a las que ejercen el más viejo oficio de la tierra.
Aunque cifras no oficiales apuntan que en España existen unas 300.000 personas dedicándose a la prostitución, expertos que comparecieron en la ponencia constituida en el Congreso de los Diputados contabilizaron poco más de 100.000.

Y como de sexo estamos hablando, en el día de hoy no hay más remedio que recoger las declaraciones del obispo de Almería, Adolfo González, en que se lamenta de la desorientación y la carencia de vocaciones sacerdotales entre los jóvenes, “están electrizados por el rock, el gregarismo adormecedor de la movida semanal-el botellón- y entregados a la práctica banal y destructiva de la sexualidad”. Sabias palabras las del prelado pero esa es la formación que  les hemos dejado los mayores a nuestros hijos. Supongo que la Iglesia también será partícipe en el desaguisado, ya que ha sido casi la única en la trasmisión de valores morales y tendrá algo que ver en el desbarajuste que denuncia y que tiene visos de  verosimilitud.

Además con los antecedentes de Revilla es casi normal que la juventud lo imite, por lo menos en esa parcela.

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