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Como por ejemplo que el Departamento vasco de Interior haya decidido prohibir la manifestación proetarra que coincide con el comienzo de la Semana Grande de San Sebastián porque «puede provocar desórdenes públicas». Considera motivo para no autorizar la marcha que en la rueda de prensa celebrada el pasado 29 de julio para anunciar su convocatoria participaran, «de manera activa», personas que «han estado vinculadas a organizaciones ahora ilegalizadas, como el ex miembro de Batasuna Iñigo Balda».
La Ertzaintza explicó que la convocante de esta manifestación, Ainhoa Landaberea Torremocha, tiene «una amplia trayectoria de vinculación a organizaciones ahora ilegalizadas» : la Agrupación Electoral ‘Baga Boga’ en 2003, anulada por el Tribunal Supremo, interventora apoderada por el Partido comunista de las Tierras Vascas (PCTV-EHAK) en las elecciones al Parlamento vasco en 2005 y el enero de 2007 fue dada de alta en la Seguridad Social como trabajadora asalariada en esta formación, candidata por la agrupación electoral Donostialdeako Abertzale Sozialistak a las elecciones a Juntas Generales de 2007, que fue anulada por el Tribunal Supremo y no amparada por el Tribunal Constitucional.
La Ertzaintza ha afirmado que «trasladará el correspondiente atestado a la Justicia» además de recordar que cada vez que esta manifestación se ha celebrado poco antes del cañonazo que da inicio a la Semana Grande donostiarra «ha sido históricamente instrumentalizada y utilizada por organizaciones políticas hoy ilegalizadas y disueltas».
Imaginamos que en todo este proceso de cambio habrá tenido mucho que ver el PP vasco y su estrecho marcaje al PSE, aunque los gestos del mismo se están diferenciando bastante de los que a escala nacional están manteniendo los trillos y cospedales, seguramente cegados por los innumerables casos de corrupción que están apareciendo en sus filas o en sus aledaños, que con o sin filtraciones son hechos que están ahí y sin embargo no paran de, cual calamares gigante, soltar toneladas de tinta en forma de declaraciones que no resisten la lógica, como la del espionaje industrial e institucionalizado a que son sometidos los cargos del PP, y que han producido indignación tanto en el propio gobierno como en los cuerpos de policías y jueces, que se ven considerados como simples peleles por el actual gobierno.
La última en querer matar moscas a cañonazos ha sido la segunda de a bordo del partido, la señora Cospedal, que da la impresión de haber sido una excelente opositora por haber aprobado una difíciles oposiciones pero que anda un tanto desbocada en sus declaraciones en que acusa al gobierno de espionaje, algo que tendría que demostrar. Los líderes políticos deberían ser más mesurados y no soltar tantos exabruptos, claro que lo único que está haciendo esta dama manchega s seguir los pasos de su jefe, el que ha dicho que los vendedores de tila están haciendo su agosto, aunque el asunto de los trajes y demás regalos de los individuos que están en la carcel haya sido aparcado, por 2 a 1, a la espera de que el Supremo lo repase otra vez y se quede perplejo cuando tenga que oir de nuevo lo del «te quiero un huevo amiguito del alma» y todos los demás mortales también, cuando todos los medios, los filtradores, los dogmáticos y los pesebreros, nos lo recuerden masivamente ad nauseam.
