Tres formas de ver la renuncia del Papa

 Aparte de la personal y  la menos elaborada e interesante, sólo acerté a poner en facebook  “En este preciso momento, las 20,00, nos hemos quedado sin Papa. A ver cómo nos la arreglamos…” , que puede tener distintas interpretaciones, desde un auténtico sentimiento de orfandad hasta un “a mí qué” de los indiferentes a tan venerable anciano, guía espiritual de más de mil millones de personas, que hoy se nos presentaba como un anciano venerable al que el peso de la púrpura y de las cloacas vaticanas ha acelerado la decrepitud, les puedo presentar otros enfoques, como el que ofrece el gran Matio Vargas Llosa en El País El hombre que estorbaba:

“No sé por qué ha sorprendido tanto la abdicación de Benedicto XVI; aunque excepcional, no era imprevisible. Bastaba verlo, frágil y como extraviado en medio de esas multitudes en las que su función lo obligaba a sumergirse, haciendo esfuerzos sobrehumanos para parecer el protagonista de esos espectáculos obviamente írritos a su temperamento y vocación”

 Al que le sigue otro más irreverente a cargo de El Descodificador, quien, como de costumbre, no deja títere con cabeza:

 “Me senté a escribir el post de hoy y me di cuenta de que solo tenía el título: Visto y no visto. Pensaba dedicar la última reflexión de la semana a Karim Benzema y sus 216 kilómetros por hora en la M-40, pero a media tarde apareció el Papa de Roma. También en coche salía Benedicto del Vaticano, pero a las cuatro ruedas de su Mercedes añadió un flamante helicóptero blanco. El papacóptero. Y ante este espectáculo soberbio, retransmitido en directo por la primera cadena de la televisión pública española, me tuve que rendir…

 “Vamos a contemplar la salida de Benedicto XVI tres horas antes de que acabe su pontificado”, explicó Ana Blanco en el comienzo de la retransmisión, a las cinco de la tarde. Es decir, que mientras en Telecinco unas golfas hablaban con un tío de Rocío Carrasco, en TVE podíamos “seguir los pasos, en sentido figurado, del último Papa hacia su retiro”. Un espectáculo acojonante, la verdad, por simbólico y también por televisivo: vimos el trayecto en coche, y luego en helicóptero, del Papa hasta Castelgandolfo. Veintitrés kilómetros de recorrido real, realizados en 17 minutos. ¿Para qué? No me pregunte usted. Sonaron las campanas de Roma, vimos a algunas monjas despidiéndose, a la guardia suiza, el helicóptero vuela que te vuela… Solo faltaba la música de Apocalypse Now“No sabemos si todavía lleva el anillo del pescador, lo van a anular”, advirtió la presentadora justo antes de comentar algo sobre los zapatos blancos que llevaba el pontífice, obra de un artesano de León.

“Es muy emocionante para todos”, sentenció  la enviada de TVE. ¿Para todos? Yo me emocioné mucho más anoche con el gol de Diego Costa al Sevilla, la verdad. “Sí, es muy emocionante, es el inicio del adiós”, insistía Mavi Doñate, desde la mismísima Plaza de San Pedro. Entrevistó a Gil Tamayo, consejero pontificio de medios de comunicación. “El Papa no se ha muerto, cuidado”, dije este sacerdote, que cerró su gran reflexión asegurando que “se va por el bien de la Iglesia”.

La espera se está haciendo larga”, afirmó con toda razón una tal Marisa, que estaba en el helipuerto de Castelgandolfo esperando la llegada del Papa. Y aprovechó para recordar al telespectador las palabras de Benedicto sobre su nuevo refugio: “Aquí tengo de todo, montaña, lago y mar”. No sabe nada este Benedicto… “El Papa ha insistido en que ha rezado, es decir, que su marcha no ha sido una reflexión fría y cerebral”, razona un tal Contreras, compañero de Blanco en tan peculiar retransmisión en directo.

Y Benedicto se bajó por fin del papacóptero. Y se subió a un pedazo de Mercedes. “La gente está con sus cámaras de fotos porque tiene la certeza de asistir a un momento histórico”, afirmó Marisa. Otro buen rato de tomas aéreas que amenizó Blanco con interesantes comentarios: “Hoy va a escribir su último tuit, no sé si lo habrá hecho ya o lo dejará para última hora”. “Su cuenta de Twitter la ha gestionado una empresa española, con gran sabiduría, por cierto”, añadió Contreras, “y es que el Papa no está cómodo usando tabletas o smart phones, pero se da cuenta de su importancia”.

 Tras unos minutos pudimos conocer el texto de tan  excepcional tuit: “Grazas polo voso amor e o voso apoio! Ogallá vivades sempre na ledicia que se experimenta cando se pon a Cristo no centro da vida”. Cuentan que lo envió y cerró la cuenta para siempre. Finalmente Benedicto salió al balcón, saludó a los fieles congregados en la plaza, dijo cuatro simplezas y se dio el piro. Custodia de por vida. Pues adiós muy buenas.

Y lo de Benzema, pues otra vergüenza. Yo no le dejaba jugar la final de la Copa del Rey…”

Aunque si lo desean pueden leer además  la despedida que le dedica SALVADOR SOSTRES en El Mundo, donde se luce jugando con el absurdo, también como suele A las ocho de la tarde:

“HOY se hará efectiva la dimisión del Santo Padre, una renuncia que ha gustado a toda clase de ateos, incluidos aquellos que se creen católicos pero que viven desprovistos de la arquitectura espiritual que se precisa para acoger el Misterio y entender el último significado de la gran lección de Cristo. Hay muchas formas de negar a Dios, algunas de ellas trágicamente involuntarias.
El Papa intelectual abandona. La razón nunca es suficiente y siempre es sobre el abismo el gran salto de la fe. El mito es una superación del logos y no al revés. Benedicto XVI se marchará a las ocho, como las secretarias. Un mundo devastado por la socialdemocracia y la corrección política le aplaude porque en el retroceso de lo maravilloso halla consuelo para su mediocridad. El abandono del Papa es la excusa que la legión de mequetrefes estaba esperando. Millones de justificaciones se están poniendo en marcha. El retrete de la Humanidad está a punto de rebosar.
Jesucristo nos enseñó justo lo contrario. La fe nos implica más allá de lo que el raciocinio puede comprender y la Cruz es el símbolo de nuestra era. Todos los sentimientos están resumidos en el Calvario. Para llegar al Cielo no hay atajos.
El Papa se retira a descansar, Jesucristo siempre estuvo con los fatigados. El Papa dice que ya no tiene fuerzas y los hombres hemos aprendido a ser fuertes, y dignos, y libres, y valientes, en la fortaleza y el amor que Jesús nos mostró en su agonía y en su muerte.
Un mundo en bancarrota espiritual elogia una rendición que araña a la Iglesia. Que los católicos sólo sean dignos de elogio cuando se rinden y los judíos cuando estuvieron en Auschwitz nos tendría que hacer reflexionar.
Ratzinger se va y nos deja la Semana Santa por delante. Aunque caigamos nos volveremos a levantar. Una y otra vez hasta que los corderos se vuelvan leones. No podemos pagar nuestra fortuna con descortesía: invita a lo funesto. Yo soy padre y me quedo.
Los católicos invertebrados que aplauden al desertor demuestran hasta qué puntola Iglesia está enferma. Dios sólo habló de eternidad pero la fe se vive sin abismo ni esperanza y un ejército de secretarias quiere marcharse puntual. El Papa fichará con ellas cuando esta tarde deje San Pedro y abandone ala Humanidad”.

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