Esta vez no lo ha hecho desde una iglesia cualquiera o desde su web en las que ha dejado un rosario de afirmaciones polémicas, como cuando acusó al anterior gobierno socialista “de crear una sociedad enferma” o una Guía en la que daba instrucciones que los homosexuales debía seguir para dejar de serlo -“transformar sus vidas”- o afirmar que en los matrimonios católicos se da menos violencia que en las parejas de hecho, o “sin darse cuenta” oficiar una misa por los caidos en Paracuellos del Jarama con una bandera preconstitucional presidiendo el altar.
Lo ha hecho durante la Misa de Viernes Santo emitida en directo por Televisión española en la que ha repasado sus teorías sobre temas tan polémicos como la homosexualidad y el aborto. Sin decirnos nada sobre si hay estadísticas que nos dígan si algún homosexual que haya seguido su Guía ha vuelto al uso ortodoxo de la sexualidad, por él preconizado, da un paso más en la condena de este colectivo –tan zarandeado por la Iglesia y por algunos países en que en algunas ocasiones son ejecutados- afirmando desde el poderoso medio que es nuestra televisión oficial que “aquellas personas que hoy, llevados por tantas ideologías, acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana, piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las parejas del mismo sexo, y a veces para comprobarlo se corrompen y se prostituyen.
O van a clubes de hombres nocturnos. (No sabemos si el prelado tiene información privilegiada sobre este escabroso asunto: seguramente no le han informado de que el desaparecido club sevillano Arny funcionaba también en horario diurno sobre todo para satisfacer la demanda de los que, provenientes de Madrid, vía AVE, se acercaban a Andalucía “en busca de”carne fresca”) .”Os aseguro que encuentran el infierno. ¿Os pensáis que Dios es indiferente ante el sufrimiento de todos estos niños?
Monseñor Reig Pla, presidente de la subcomisión episcopal de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, también tocó el tema del aborto:
“Una jovencita, o una mujer, que está embarazada y que lleva una preocupación enorme por las razones que sean, es seducida y es tentada” “Y cuando va a abortar a una clínica sale destruida. Porque ha destruido una vida inocente y se ha destruido a sí misma” “Mujeres que han ido a abortar llevan el sufrimiento en su corazón y muchas de ellas no pueden dormir porque el pecado lleva siempre la destrucción de la persona”
Y dentro de la trilogía de sus preocupaciones pastorales no podía dejar de mencionar al divorcio, cuya principal víctima son los hijos que se convierten en «muñecos de trapo» sin columna vertebral, que no pueden mantenerse en pie porque les falta la estructura de la propia persona y el cultivo de lo que es más decisivo». Para él en las separaciones matrimoniales está la decadencia de la sociedad.