Ayer, el carnaval de los parásitos

manifestación en madrid

 

 

 

Así bautizan los ultras –con la desvergüenza que los caracteriza- a los manifestantes que, en 57 ciudades de las más pobladas del país, recorrieron sus calles en son de protesta por las últimas tremendas reformas que Rajoy ha aplicado al pueblo soberano, con la esperanza, se supone, de calmar a los hambrientos mercados y a Ángela Merkel, la nueva dama de hierro que gobierna Europa y sin ninguna garantía de que ello vaya a ocurrir. De hecho las leyes laborales que han sustituido si funcionan en otras partes de España con un régimen fiscal diferente, con menor población, con gran concentración de industrias y tecnología, algo que han propiciado los gobernantes de todos los tiempos: el paro es casi una tercera parte del que se da en otras zonas del país tradicionalmente explotadas y aún en manos la mayor parte de sus recursos de aquellos descendientes de los conquistadores, además de haber provisto de mano de obra barata a esas zonas, que siguen pidiendo más y más..

Pero no nos desviemos: no solo los ultras la han tomado con los sindicatos como organizadores de las manifestaciones.

La caverna sin excepción las minusvalora. Así La Razón:  “Fracaso del pulso al Gobierno: sólo 275.990 personas marcharon contra la reforma laboral” –ni una más ni una menos, tal precisión parece un cachondeo-; Isabel San Sebastián afirma “que ha oído decir a algunos que las marchas celebradas ayer en toda España invalidan el decreto aprobado por el Gobierno de Mariano Rajoy”; Alfonso Merlos: “El escandaloso caso del señor Martínez, que sólo a un puñado de ingenuos debería coger con el paso cambiado, revela la pura corrupción y el indubitado fraude de unos sindicatos verticales, de clase y que atufan a tardofranquismo (…) ¡Vaya chollo y vaya cara! (…) Ni a Toxo, ni a Méndez ni al bienpagado Martínez les quitan el sueño quienes se desloman desde las seis de la mañana con el primer toque de sirena en la fábrica”.
José Luis Martín Prieto: “Dicen donar sus ingresos estrafalarios a los propios sindicatos, ¿y por qué no a la Beatería de las Arrecogías de Santa María Egipciaca para sacar a las rabizas de las calles?”.  César Vidal: “Los sindicatos se han convertido en una casta privilegiada que vive a costa de nuestros impuestos”. La Gaceta : “El sindicalista de los 181.000 euros encabeza la manifestación en Madrid”. El editorial se titula “Los zánganos se movilizan”.

Dejo para el final algo del artículo que publica José Luis González Quirós en la Gaceta: “El carnaval de los parásitos y sus comparsas”.

“No es posible negar que el papel político que desempeñan los sindicatos españoles, su forma de financiarse y su incrustación en muy diversas instituciones, constituye una de las más evidentes formas de pervivencia del franquismo, la continuación de una especie de Estado corporativo que resiste a la democracia a través de muchas instituciones y reglas de juego que se han incrustado en el nuevo orden constitucional.

Con muy escasas excepciones, nuestros sindicatos son unas corporaciones burocratizadas que viven exclusivamente de los caudales públicos, que los administran con una opacidad que no presagia nada bueno ni decente y que actúan conforme a una lógica política enteramente ajena a los intereses reales de los trabajadores, aunque muy coherente con los intereses corporativos de las cúpulas directivas.

El poder sindical ha conseguido mediante el amedrentamiento y la complacencia de la izquierda, que no tengamos todavía una ley de huelga, un instrumento absolutamente esencial para frenar el aventurerismo de los más radicales y para garantizar que los derechos de los trabajadores no se ejerzan pisoteando los derechos comunes del resto de los ciudadanos, trabajadores también, aunque con un derecho innegable a librarse del sometimiento a la dictadura sindical.

El inmovilismo sindical es un auténtico cáncer de la economía española, un tumor que o se ataja o irá a más. Hay instituciones, como las universidades, lo que constituye un caso casi único en el panorama internacional, en las que el poder sindical ha adquirido un protagonismo desmedido que explica, en buena medida, el abismo de mediocridad en el que se están hundiendo nuestros centros de enseñanza superior, cada vez más lejos de los modelos de excelencia que se abren paso en los países razonables. A medio y largo plazo, nuestra economía no tendrá remedio si hemos de seguir pagando tributo a nuestro peculiar, endogámico, ineficaz y egoísta poder sindical”

 

4 comments

  1. http://lacomunidad.elpais.com/sibyllanetcom
    me envía:

    «Mariano, ten cuidadín
    con el numeral detalle,
    pues la gente de la calle
    tiene cabreo andarín,
    y les noto un fervorín
    que tal parece un flash-back
    de las manis por Irak,
    siendo peccata minuta
    tu mayoría absoluta,
    así que tic, tac, tic, tac.

    Te quieren amilanado
    por las urgencias más altas,
    subsistiendo a la que salta,
    laboralmente cascado,
    masoquista, atropellado,
    íntimamente haragán
    por el curro que no dan,
    trasegando por garganta
    la cruel sopa de Carpanta,
    domeñado, como un flan»

    Muy divertido.

  2. La verdadera careta (ya que estamos en carnavales) de los sindicatos, se deja ver a través de partidos políticos de izquierdas, léase PSOE e IU.
    Hasta hace muy pocos días gobernaban unos señores que dejaron caer el paro hasta la insufrible cifra de más de 5 millones de personas, pero ni UGT ni CC.OO., se inmutaron ante esta salvaje realidad, pero basta que el PP haya cogido el toro por los cuernos, para tratar de atajar esta sangría, para que los sindicatos sirvan como correa de transmisión a los intereses del PSOE, para ver qué puede sacar de esta «tempestad» que ellos mismos generaron tras años de pasividad, de ineficacia e ineptitud ante la crisis.

    Ya puestos, me gustaría saber cuáles son los ingresos reales de los sindicatos, ya que la mayor parte de lo que reciben va a cargo de los impuestos de todos los españoles.
    Deberían ofrecer transparencia de lo que reciben, y para qué lo destinan, así como los sueldos en cómputo anual de sus integrantes, sobre todo la de los altos cargos…¡Creo que nos íbamos a llevar una enorme sorpresa!

  3. Cierto. Hay que abogar por la transparencia en todos los campos.

  4. Los sindicatos alemanes – al contrario que esa panda parasitaria y pasiva española, llamada sindicatos de clase – se mantienen con las cuotas de sus afiliados. Nuestros pancarteros, para desviar la atención, suelen arremeter contra la Iglesia, tal vez envidiosos de que también reciba su parte alícuota. Pero ya me gustaría a mí ver cuántos parados de verdad van a esas manifestaciones. En fin, lo de siempre. Pues que los manden a Alemania, que allí los entenderán bien.

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