Algunas consideraciones en torno a la gran noche del Papa

el papa

Las hay para todos los gustos e incluso tuve ocasión de hacer la mía propia ante un amigo que comentaba que Anson había dicho que Benedicto XVI debería estar muy satisfecho con la actitud de Zapatero y su gobierno, acusados de laicismo radical, aunque de una obsequiosidad increíble…hasta que le clava el aguijón: “a pesar de su política anticristiana que ha ocasionado muchos daños, a pesar de ello rectifica y acude a la nunciatura para ser recibido en audiencia por Su Santidad el Papa”

Está todo relacionado: Anoche, en vez de ser un español consecuente y estar viendo a la chusma de SálvameDeLujo, veo al Papa ante un millón de personas diciendo misa, entre rayos y centellas,  con sus albos cabellos revueltos por el viento y la lluvia y ante la joya de la custodia de Arfe, que es lo que en principio captó mi atención. Todo perfecto, son 2.000 años de oficio…Y como decían esta mañana en el bar de la esquina, de donde emana toda sabiduría popular:

– está bien que los católicos hagamos esas muestras de poderío para que se enteren otras religiones que seguimos aquí.
Les desgrano algunos comentarios al multitudinario acto de Cuatro Vientos, algunos un tanto deleznables y otros más sensatos, aunque todos como de costumbre se quieren llevar el agua a su molino ideológico:

La Gaceta resalta «la concentración católica mas grande de la historia de España». Y Carlos Dávila se regodea de que el Gobierno «ha tragado quina en estos días y critica a Jáuregui por avisar al Papa de que no criticara al Gobierno. Están estos socialistas tan acostumbrados a perseguir a quien no piensa o actúa como ellos que, en el colmo de la osadía totalitaria, tiene la desvergüenza de exigir que los demás no se expresen como les parece».
A Pedro Jota le extraña que Benedicto XVI viviera «una jornada apoteósica en Cuatro Vientos porque el mensaje de celibato, austeridad y obediencia que lanzó a los seminaristas no parecen los más adecuados para ganar adeptos desde un punto de vista humano. Pero los tiene y ayer vimos que son muchos».
El País destaca la “gigantesca concentración de jóvenes católicos en la Gran Vigilia con Benedicto XVI», «la mayor concentración de católicos de la historia de la iglesia española»

La Razón, exultante. «Una jornada que hará historia», «apoteosis en la gigantesca explanada de Cuatro Vientos» y llama a la JMJ «olimpiadas de la fe católica». Cristina López Schichting : «Una solo hace esto -se lo juro (yo creía que jurar es pecado, pero debo estar atrasada)- por Dios bendito y por su amor. Sólo así se explica tanta felicidad de domingo por la mañana tras una noche atroz y una semana de sol y pelos».

ABC se sorprende de la «la capacidad del Papa para movilizar a una multitud de jóvenes» a su edad. «Ninguna figura mediática suscita entre los jóvenes tanta admiración y respeto como el Papa ni tiene semejante capacidad de convocatoria». En Cuatro Vientos todo fue enorme. «Enorme la asistencia, enorme el calor, enorme la tormenta y enorme la alegría». «Ha sido una lección de civismo y dignidad» dice Ángel Expósito impresionado. «Quien no lo comparta, que no vaya o que ni siquiera mire: pero para esos casi dos millones de jóvenes y para el anciano papa que les citó en Madrid, por lo menos respeto».

Acabamos con el fogoso  José María Carrascal: «La religión en mis tiempos era severa y aburrida, lúgubre, taciturno, sombría». Pero ahora, «los cientos de miles de jóvenes nos muestran que el catolicismo puede ser también divertido, alegre, jovial, como la vida misma». “eso es posiblemente lo que más ha molestado a la progresía. La izquierda radical venía acaparando la exclusiva de la diversión y el esparcimiento, sobre todo entre los jóvenes. Además, limpios, amables, optimistas. Toda una sorpresa. Nada de extraño que los indignados estén más indignados que nunca».

 

 

 

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