El Ecce Homo de Borja, en el TBS

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La marca España sigue exportando sus subproductos y uno de los que ya ha recorrido el mundo es el Ecce Homo de Borja, de manera que hasta el famoso y multimillonario humorista Conan O’Brien ha sacado partido del esperpento comentándolo en su programa de TBS, mostrando las diferencias entre la pintura original y la restaurada, y contando con el mismísimo Jesucristo para hacer declaraciones en un sketch.

A la vuelta de las vacaciones  Pérez de Albéniz, lejos de venir algo más relajado de lo que se fue, monta en cólera ante el desaguisado y el que estemos en los más importante programas de humor del mundo, y el primero que paga el pato es su Señor Don Rajoy, “el presidente que sube los impuestos hasta de las chuches, un eccehomo a veces tronchante, en ocasiones vergonzante, siempre patético”. Y su primer post postvacacional –disculpen la aliteración- es Esperpentos:

“España es actualidad por un tema mas profundo y complejo: el mismísimo Jesucristo se ha aparecido a una artista española para que dé a conocer el verdadero rostro del hijo de dios. La mujer, una pintora y restauradora de reconocido prestigio, doña Cecilia Giménez, ha echado el resto en el retrato, que ha sorprendido a los teólogos más bregados por su realismo descarnado. Lejos de parecerse a Jesucristo Superstar, y gozar de un rostro angelical, ojos azules, barba de tres días y media melena, Jesús tenía el pelo afro, los labios retorcidos, la mirada torva del cochino jabalí y la barba enredada sobre el cuello como una bufanda. Tal ha sido la admiración levantada por la nueva imagen del Señor, basada en un retrato viejuno tan aburrido como poco sorprendente, que Conan O’Brien le ha dedicado unos minutos en su programa.

Ésta es la Españaque se ve en el mundo. No la de Rajoy, presidente que sube los impuestos hasta de las chuches, un eccehomo a veces tronchante, en ocasiones vergonzante, siempre patético. No. Rajoy no le importa a nadie, nadie conoce a este insignificante presidente, nadie habla de tan inútil gestor. La imagen de España es la de una caricatura tronchante, la de un destrozo hilarante, la de una reconstrucción criminal. “Es lo único que puedo hacer”, reconoce Rajoy, grotesco restaurador de un país desfigurado con la realidad desencajada.

Nuestras miserias, nuestros delirios, nuestras deformidades. Fantoches deshumanizados, Rajoy y eccehomo se han convertido en la imagen de nuestro país, la famosa marca “España”.

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