Escrache

En estos momentos en El Intermedio se nos habla del escrache. Es un tema de moda que ya tratamos antes de Semana Santa afirmando que, debido al descontento reinante a todos los niveles – Economía vaticina que las familias españolas tardarán «años» en «lanzarse a gastar»– el verbo escrachar se estaba conjugando en demasía y  practicando de lo lindo. Una consecuencia del fenómeno, además de la humillación y el miedo que se les refleja en el rostro a los escrachados es el diferente enfoque que se le da, desde una cierta comprensión hasta una abierta intolerancia, caso de Edurne Uriarte que afirma que  ”las hordas de Ada Colau, grandes escrachadoras, no son fascistas, son comunistas, en todo caso. Y tienen mucho más éxito social que el fascismo” Y si se le preguntaba a  Arcadi Espada  por el fenómeno afirmó en Gente que va a tu casa:

“Me dijeron ayer en la radio: «¿Está usted comparando el escrache con el terrorismo?» Tuve que defenderme: «¡No, no lo comparo! El escrache es terrorismo».

Hoy Javier Pérez de Albéniz se suma al apasionante debate y lo hace de esta guisa:

Un presidente del Gobierno que miente repetida y descaradamente, incumpliendo tanto su programa electoral como su compromiso de transparencia, es el representante legítimo del pueblo. Un presidente de la Xunta que se reúne con un narcotraficante en el yate de este último es un adalid de la democracia. El presidente de un banco que quiere poner en la calle a la familia del trabajador en paro, porque no puede afrontar el 25% de la hipoteca que le falta por pagar, es un emprendedor. El rey que ama tanto España como para cobrar comisiones y tener cuentas en Suiza es un garante de las libertades. El ciudadano que por la calle llamé “¡sinvergüenza!” a cualquiera de los cuatro individuos anteriormente citados es un peligro social, un acosador y un filoterrorista.

Esteban González Pons, vicesecretario general del PP, se niega a publicar su declaración de la renta pese a que la secretaria General y número dos de su partido aseguró que lo haría. Pero cuando en la puerta de su casa los ciudadanos que le votaron le llaman “jeta” se ofende muchísimo, y dice que “es indigno y que recuerda a prácticas para olvidar”.

 

Fernández Díaz, ministro de Interior, se pregunta “¿Quienes será los siguientes acosados? ¿Los jueces? ¿Los periodistas?”. Yo se lo puedo decir: serán los siguientes ladrones, mentirosos, corruptos, sinvergüenzas o emprendedores de cuyas hazañas tengan razón los ciudadanos.  Aunque si alguien se encuentra con Pedro J en la barra de un bar, tomándose un gin tonic premium, es posible que le llame “manipulador” y le pregunte hasta cuándo va a estar jodiendo con el 11-M.

¿Escrachear es crispar, es incitar al odio? Si usted quiere crispar a alguien, róbele la cartera. Si lo que usted busca es incitarle al odio alguien, miéntale, estáfele y después de robarle la cartera… quítele la vivienda”

 

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