Rihanna y la violencia de género

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Al parecer la escultural cantante  Rihanna,  (Saint MichaelBarbados20 de febrero de 1988), que sufrió de su novio  Chris Brown “ varios golpes de puño en el rostro, en brazos y manos,  además de mordeduras y marcas de uñas “ en el transcurso de una disputa en el interior de un coche, por lo que este fue detenido y posteriormente puesto en libertad tras una fianza de de 50 mil dólares, además de una orden de alejamiento, ha declarado tres años después de la paliza que continúa queriendo a su ex novio. «Es el amor de mi vida, cuando le veo siento un cosquilleo en el estómago… creo que era el amor de mi vida».

Esta reacción, más frecuente de lo que se cree, ha provocado sesudos editoriales. Así en podemos leer en Hipocresías sadomasoquistas, EQM, Dame, que te pego: “Sobre la violencia degustada por el agredido, voluntaria por tanto, decir que tiene más adictos/adeptos de los que se dice/cuenta porque está mal visto por la mayoría no practicante, habitualmente hipócrita, que los tacha de enfermos/locos. Sin piedad, en particular: sobre todo cuando el masoca es un hombre, ya que cualquier pequeña confidencia mueve a la más rotunda hilaridad despreciativa por parte de sus congéneres” Y Arcadi Espada ,El Mundo, en Me pega lo normal, afirma que  «Rihanna es una chica enferma que ama a su maltratador’lo que se compadece con su conclusión: “Ya no se trata de la sórdida enfermedad de la dependencia; sino del libérrimo y fértil amourfou. Y me escandaliza que frente a estos relatos el fiscal feminista calle, también sometido. Y no pida, al menos, el inmediato procesamiento de la protagonista, por apología de la violencia y de la droga”:

“UNA RIHANNA, cantante pop, ha dicho que ama al que le pegó una buena paliza, un Chris Brown que fue juzgado y condenado por ello. Las palizas no son incompatibles con el amor, al menos con el amor proclamado. Hay gente que, igual que juega a médicos, juega con el sufrimiento. Pero en este caso no hubo juego, y la mujer denunció la conducta del hombre. Al que no ha dejado de amar, insiste. Su confesión redunda en un asunto escabroso. Muchas mujeres son asesinadas porque no son capaces de alejarse de sus maltratadores. Sus muertes tienen un aire vago de suicidio y de sobredosis. Hay mujeres que siguen con su hombre a pesar de que las mata. Otras, porque las mata. No sucede nada demasiado distinto con la heroína y el alcohol. El feminismo ha querido convertir la conducta sometida de algunas mujeres en un asunto político, haciéndolas víctimas del macho. Pero lo cierto es que estas mujeres, equipadas socialmente con todo lo necesario para huir del peligro (y lo principal: los dinerillos), son, ante todo, víctimas de sí mismas. Se trata de mujeres que no son normales. Y utilizo este adjetivo de una manera libre, tranquila y desenvuelta, porque el adjetivo normal, después de haber estado recluido durante años en los campos de concentración del politicalcorrectness ha vuelto triunfante ¡y normalizado! gracias a monsieur Hollande, el presidente normal, es decir ce qui ne souffre d’aucune trouble pathologique.   Rihanna es una pobre chica enferma que ama a su maltratador. Digamos, sin apartarnos ni un ápice de la semántica legitimada por monsieur Hollande, que Rihanna es una pobre chica subnormal. Los periódicos pueden recoger declaraciones de personas que sufran este tipo de patologías; pero con la severa condición stendhaliana de que solo sirvan para mostrar la patología. Lo relevante y veraz no es lo que Rihanna dice sobre el amor y la violencia, sino que Rihanna es una enferma. Por desgracia, el tratamiento que los medios dan a sus declaraciones es puramente romántico. Las mismas crónicas que escarbando sobre los hechos con las pinzas del deontólogo eluden incluir referencias a la responsabilidad del alcohol (¡no fuera a ser un atenuante!) en los crímenes de pareja vulgares, se empapuzan de ambigüedad sobre la relación entre la violencia y el amor cuando la víctima no es una cincuentona ama de casa de Albacete, que lo perdonó, sino una top pop.”

3 comments

  1. El oportunismo político en España es una eterna constante al alza. Por los dinerillos, más que nada, como dicen en el escrito, ¿quién lo dudaría?. Feministas y allegad@s, en este país, no son sino parte de un puzzle (político) que, últimamente, enseña con demasiada frecuencia las vergüenzas y al resto nos hace sentir vergüenza ajena, ¡qué manera de cargarse cualquier invento bienintecionado! Mas, como suelen decir allá en el pueblo, «si t’enrritas es peor». Claro que lo de Hollande no tiene desperdicio. Todo un progre, quién lo hubiera dicho….Después dicen, pero es que no hay por donde cogerlos. Va a ser el epitafio del Richelieu el que le cante las verdades a los franceses: «Os quejábais de un simple cardenal; no sabéis lo que es una buena paliza». Seguro que no.

  2. Si mi pareja me diera tal paliza, o simplemente fuera capaz de levantarme la mano, seria la primera y la última vez que haria tal cosa. Da igual el amor que le tenga, o lo que haya sentido por él. Cualquier persona capaz de maltratar a su pareja, ya sea fisica o psicológicamente, me parece que no tiene ni idea de lo que es amar realmente a alguien. Y merecen, tal vez, que alguien les de a provar su propia medicina.

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