El Follonero: periodismo serio

 eguiguren, patxi lopez

Quién lo diría. El Follonero que comenzó en la tele con un programa de dudoso humor en el que destacaban sus impertinencias está consiguiendo que se le tome en serio en medio de tanta inanidad televisiva. Dice de él Pérez de Albéniz :

“Salvados” (La Sexta), el programa presentado por Jordi Évole, crece cada domingo. Ayer demostró que está sobrado de nervio, una de las bases sobre la que se construye el periodismo, y ofreció un nuevo espacio dedicado a Euskadi, en este caso centrado en el anuncio del cese de la violencia de ETA. Una semana antes, el domingo 16, “Salvados” había arrasado con la emisión de “Borrando a ETA” (16.3% de share y 147.ooo espectadores en País Vasco), y en los últimos cuatro días improvisó un nuevo especial, tal y como requería la actualidad. Periodismo de entretenimiento, ligero pero no tanto, con humor pero cargado de retranca, que nos recuerda que otra televisión es posible»

Évole regresó a Euskadi 24 horas después del comunicado de ETA, en el primer fin de semana sin terrorismo, con el mismo espíritu de la semana anterior: entender el problema, dar voz a todos los implicados, resultar incómodo a todas las partes en conflicto. No es una mala manera de enfocar un programa de información y entretenimiento.

Menos sorprendente que el espacio emitido una semana antes, “Reiniciando Euskadi” repite una estructura de garantías: el Follonero visita a personajes de diferentes sectores vascos. A Antonio Basagoiti, del PP de Euskadi, le pregunta por Mayor Oreja. Basagoiti no se moja con Oreja, pero se desmarca de los “argumentarios” que les envía Pons cada mañana. Sí, Pons, el mismo que ha llamado idiotas a millones de votantes socialistas. Se cierra la puerta blindada de la sede popular y, antes de su cita con Iñaki Anasagasti, el Follonero aprovecha para hablar con un taxista aficionado a las artes marciales, con nunchakus y todo. ¿El fin definitivo de la violencia? “Rajoy va a acercar presos… hay que revisar cada una de las penas y trabajar los indultos. Aunque haya delitos de sangre”, asegura el político del  PNV que, para terminar, sentencia: “Aquí yo no he escuchado al Rey pidiendo perdón”.

“A ver si hablas también del fin de la tortura, de la dispersión”, le increpa una chica en plena calle. Évole le ofrece el micro. Ella confiesta que es la típica vasca, que habla pero luego se esconde. El director del diario Berria, Marcelo Otamendi, insiste en que “tambien hay que pedir perdón a las víctimas del Estado”. “Ellos también han tenido que sufrir, que uno que mata no puede dormir a gusto”, asegura un señor en la calle. “Cuando vi el anuncio de ETA pensé: más turismo, más gente por aquí”, dice una chica en la puerta de una tienda. A Jorge, víctima de terrorismo (asesinaron a su hermano), no le molesta la palabra diálogo: perdonaría a los terroristas, pero marcando las distancias.

El socialista Jesús Eguiguren regresa al programa para cerrarlo, después de decir que a Otegui le merece la pena seguir en la carcel hasta las próximas municipales. “Pero prefiero verle fuera cuanto antes”, sentencia, antes de reconocerse “el último negociador” y asegurar que Josu Ternera le dijo que pedirían perdón a la víctimas. Su sueño: ir a comer a la parte vieja de San Sebastián, “donde no entro desde hace treinta años”.

No es fácil hablar o escribir sobre la rendición de ETA, y la situación en Euskadi, sin dejarse arrastrar por la vehemencia o caer en tópicos, simplezas o demagogias. Jordi Évole lo hace.”

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