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Han pasado unos días desde que cerca de 7.000 palestinos, en su mayoría civiles, han muerto o resultado heridos por los bombardeo israelíes y el olvido, como ocurre casi siempre en las sociedades que no se ven afectadas directamente, se va abriendo paso lentamente, aunque en el camino hacia la desmemoria siempre hay alguien que lo recuerda.: Aznar, el embajador Schultz y una decena de personas que han interrumpido el partido de la Euroliga de baloncesto entre el Regal Barcelona y el Maccabi de Tel Aviv portando banderas palestinas y con gritos en contra de Israel.
El talante belicista de Aznar, que afloró por primera vez en las islas Azores, antes del comienzo de la Guerra de Irak, resurge nada menos que en Jerusalén , haciendo la siguiente pregunta retórica a un supuesto interlocutor: «¿Usted como español permitiría que le cayeran encima cientos de cohetes sin responder?», apoyando en Jerusalén la ofensiva en la Franja y criticando el nacionalismo palestino además de oponerse a que la justicia española procese a siete responsables políticos y mandos militares israelíes por un ataque en 2002 en Gaza y justificando la reciente ofensiva militar israelí en Gaza -que costó la vida a alrededor de 1.400 palestinos, la mayoría civiles, y heridas a más de 5.000-, aunque reconociendo que, a pesar de que en los últimos años hayan caído 20.000 cohetes en Israel, es muy difícil para un Estado combatir las infraestructuras terroristas en medios urbanos, donde hay colegios y hospitales.
Ha afirmado además que «la seguridad de Occidente depende de la seguridad de Israel», y ha pedido que el Estado judío se incorpore a la OTAN.
Por su parte Raphael Schultz, embajador de Israel, ha declarado en Barcelona, en un almuerzo coloquio, creer en la existencia de una «campaña muy planificada de mentiras y propaganda» contra Israel y denunció una coalición de odio entre elementos muy oscuros musulmanes, como Al Qaeda, y una intelectualidad supuestamente ilustrada y progresista de Occidente, ejemplificada con figuras como Noam Chomsky, Antonio Gala, José Saramago y Juan Goytisolo, entre otras.
Esos intelectuales supuestamente nada tienen que ver con el obscurantismo radical musulmán y, sin embargo, aúnan fuerzas, configurando una tendencia sionista que es una moda que entrará en la historia como un fenómeno nefasto total, como el racismo o el antisemitismo».
Además Schutz ha cargado duramente contra las caricaturas netamente antisemitas, venenosas, aparecidas en la prensa española, que a diferencia de las caricaturas de Mahoma salen «baratas» porque nadie va a hacer nada.
