Breve semblanza de Pío Moa por Gregorio Gordo

pio moa

ramon tamames

 Gregorio Gordo, coordinador General de Izquierda Unida en la Comunidad de Madrid, se ha referido a Pío Moa, articulista e historiador inclasificable, diciendo que “vive sumido en un estado de enajenación mental permanente desde que se fue del GRAPO., un ínclito señor que pasó de dar martillazos a la policía cuando estaba en el GRAPO a hacerse de extrema derecha y querer cambiar la historia de España», «nos hemos dado cuenta del grado de enajenación no transitorio, sino el grado de enajenación permanente en el que se sumió este hombre desde que se fue del GRAPO». Piensa  que la «democracia tiene que también asumir a este tipo de personajes que por hacerse famosos son capaces de cualquier cosa»

Lo último que le hemos leído es una glosa de la frase de Alfonso GuerraMontesquieu ha muerto”:

“La muerte de Montesquieu suponía, dicho en román paladino, que la justicia debía estar al servicio del PSOE, no en vano este venía a  dejar España “que no la reconociera ni la madre que la parió”, como también se dignó aclarar al público el segundo de Felipe González. Es lo que podríamos llamar “la doctrina Guerra”, adoptada entusiásticamente por su partido. La idea es típicamente marxista –la ideología más totalitaria del siglo XX–,  a la que ha sido afecto el PSOE desde su fundación, y no debe olvidarse que ese partido nunca renunció de verdad a ella, pues la conservó como “instrumento crítico y método de análisis”, sin sustituirla por otras doctrinas. Permaneció, por tanto,  un marxismo bruto y elemental, uno de cuyos puntos era, precisamente, el entierro de la separación de poderes”

No es extraño que en España se den tantos cambios en las personas. Ramón Tamames ingresó en el PCE en 1956, fue miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista de España (PCE) desde 1976 hasta que lo abandonó en. mayo de 1981. En la actualidad lo vemos de lo más conservador, independientemente de que sea una eminencia en economía, colaborando de tertuliano en medios afines a la derecha extrema. Los comentarios que ha hecho sobre los nuevos ministros, y sobre todo ministras de Zapatero, en “Otro gallo cantaría”, jaleado por Javier Horcajo, son de una vulgaridad insultante. ¿Tiene que saber idiomas una ministra de Exteriores?

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