Pero no lo tienen fácil estos dos politizados dirigentes ya que cinco asociaciones y miembros de la AVT los critican desde dentro y algunos desde fuera de la Organización (los expulsados por el indómito Alcaraz) por politizar el asunto de las víctimas.
Así Joaquín Vidal, presidente por Andalucía de la AVT, afirma: “Las víctimas no estamos para hacer política”.Alcaraz ha utilizado el colectivo para “trepar”. “Se está buscando una salida política, como lo consiguió su compañera, que ahora es concejal del PP en el Ayuntamiento de Jaén”.
Santiago Moriche, por Extremadura: “Me da la sensación de que va buscando un sillón político”, “Fui a dos manifestaciones y dejé de hacerlo cuando vi que aquello no servía de nada a las víctimas, sino únicamente a un partido concreto”.
Roberto Manrique, herido en el atentado de Hipercor, fue expulsado de la AVT precisamente por criticar su politización. Él habla con dureza de estos años “que sólo han servido para que la sociedad nos vea como un ariete político”.
Segundo Morales, expulsado de la AVT, por Murcia. : “Ha presionado a las autoridades de nuestra comunidad para que nos faciliten ayuda y ya ni nos reciben”. Santos Santamaría, Cataluña y de Juan Domínguez, Valencia lo acusan de haber asumido la representatividad de la totalidad de las víctimas, cuando la AVT sólo acoge a una minoría, de inflar las cifras apuntando a primos, amigos y vecinos. Lucía Jiménez, Canarias, desea que la AVT deje de ser la sucursal de un partido político.
Finalmente, Daniel Portero reconoce estar arrepentido de haberlo aupado a la Presidencia, ya que ha dedicado más tiempo y dinero a hacer política que a asistir a las víctimas.
A pesar de todos los testimonios recopilados Alcaraz se retira golpeando, en plan víctima propiciatoria, y denunciando que hasta el final ha tenido que soportar calumnias y manipulaciones.
