El Nuncio de Roma, Zapatero y algunos más

El Nuncio y Zapatero

Aunque pudiera parecer otra cosa el hablar recurrentemente de los asuntos eclesiásticos y de sus jefes no es algo de nuestro agrado pero la actualidad lo demanda, están en el ojo del huracán, e informativamente hablando, por lo menos, les hacen la competencia a otros monstruos mediáticos políticos en que se están convirtiendo Rajoy y Pizarro, Esperanza y Alberto, los obispos de varias diócesis: los de Cartagena ,Granada y Vitoria; Zarrías , Villalobos, Rejón y las acometidas incontroladas de Esperanza Oña, ya más al Sur y un candidato de Jaén que ha prometido desalojar de San Telmo al mayor capullo (sic) que habita en Andalucía y los andalucistas que están a punto de declarar como persona no grata a Pizarro por su contumacia en calificar a los andaluces con todos los tópicos al uso.

Así que tras este preámbulo sólo nos queda espacio para decir telegráficamente que Zapatero se ha quejado en una intervención pública ante el nuncio del Vaticano de que la Conferencia Episcopal aluda ahora al diálogo con ETA y no lo hiciera con Aznar, le reprochó el maltrato que la Conferencia Episcopal dispensa al PSOE en una materia tan sensible como la política antiterrorista o el ataque de la Conferencia Episcopal a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. En plan castizo, lo puso “a caldo”, lo que no fue óbice para que se emplazaran para tomar un caldo en la Nunciatura.

Por otra parte el cura que denunció al arzobispo de Granada recurre la sentencia por la que este último fue condenado a una multa de 3.750 euros por un delito de coacciones y una falta de injurias. Su objetivo es que se eleve la pena, al considerar que el arzobispo cometió los delitos de calumnias e injurias. El de Cartagena amenaza con despedir a los profesores de religión en la “felicitación” navideña:»Nunca olvidéis quién os elige, quién os llama, quién os manda y quién, si se diera el caso, os podría cesar: la Iglesia», los sueldos de los profesores dependen «de otra Institución, que es la que os contrata pero sabéis muy bien que no existiría ese contrato si previamente la Iglesia no os presentara».

El obispo de Vitoria invita a la paz, el dialogo y la concordia y Gallardón y Aguirre esquivan los besos en un nuevo encuentro frío y distante: pero estos dos necesitan crónica aparte. Los catalanes inventaron aquello de la “maragalladas” pero lo que le hicieron en las listas electorales y las posteriores secuelas a don Alberto se considera el “gallardonazo”.

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