Nuevo y cercano punto caliente en el Planeta: Kosovo

Miles de albaneses se concentraron ayer en PristinaMiles de albaneses concentrados en Pristina para demandar la independencia de Kosovo.
Parece que este punto puede entrar en ebullición en febrero del año próximo que tan cerca está. Y esto es un recordatorio de que hay allí un contingente de soldados españoles, entre quinientos y seiscientos, que prestan sus servicios, integrados en una Brigada Multinacional llamada Suroeste por la parte del territorio kosovar que abarca. En concreto la Oeste está integrada por españoles e italianos.
Tanto los serbios como los albaneses han considerado a Kosovo como espacio históricamente propio.Serbia le quiere dan una gran autonomía pero Kosovo pretende la independencia total al igual que Montenegro, con el beneplácito de la UE, menos Chipre, y Estados Unidos en contra de Rusia y de Serbia.
En los últimos tiempos el gobierno serbio se ha servido de abundante propaganda anunciando los terribles males que para ellos sería la pérdida de ese territorio en el que sus habitantes son al noventa por ciento de origen albanés y al que los nacionalistas consideran la cuna de su cultura y religión: allí se dio la batalla de Kosovo, en 1389, que perdieron contra los turcos: su tributo en la defensa del cristianismo.
Si Pristina da finalmente el paso nuevamente los serbios se verán en dificultades al ser una exigua minoría: se tendrá que estar pendiente de cómo evolucionan los acontecimientos en los próximos meses y si Rusia y Serbia se van a quedar con los brazos cruzados, aunque hayan dicho que combatirán tal decisión unilateral de Kosovo por medios jurídicos exclusivamente.
Sirva esto de recordatorio y de esperanza de que, de nuevo, el avispero de los Balcanes no se reactive. Hace muy poco tiempo de las últimas guerras y de sus horrores en la zona y una parte de nuestro Ejército, tan preterido en ocasiones y tan poco considerado en otras, que viene a ser lo mismo, está allí prestando sus impagables servicios. Allí y en otros lugares en los que, a pesar de que el reloj de la historia marque siglo veintiuno, los fundamentalismos quieren imponer leyes medievales.

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