Ya va a ondear la bandera del Estado en Vitoria y Bilbao

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Pudiera parecer una redundancia el mencionar que en una ciudad cualquiera de Estados Unidos elegida al azar, Hartford(Conneticut), ondee la bandera oficial en los edificios públicos como mínimo, y en el día de Acción de Gracias, no digamos.

Pero  en España, en el Estado más antiguo de Europa, precisamente en una de las Regiones con más personalidad-incluso con una lengua propia cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, tan antigua que es muy difícil saber su origen-, y que contribuyó como la que más a formar ese Estado, es casi imposible que esa bandera, como ordena la Ley de Banderas ( «la bandera de España deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado») , ondee no como Dios manda, sino la Constitución, motu proprio.

Siendo esa importante Región, situada al norte de la Península Ibérica, cuna de recios hombres, de una gastronomía exquisita, de un carácter indómito-junto a los cántabros-, contra los que se estrellaron tantos pueblos invasores, parte tan importante del Estado, se niega sistemáticamente a cumplir las leyes que obligan a todos a exhibir la enseña nacional, sin perjuicio de la bandera regional, que también debe tener su sitio.

Y tiene que hacerlo de una manera forzosa, y vergonzante, como dirían los más críticos, a golpe de sentencia, la última la de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo que confirma su doctrina y obliga a las autoridades vascas a hacer ondear la bandera española en el exterior del Parlamento Vasco y en un lugar preferente del interior de la Cámara, algo que incumplían dese hace más de veinte años en que la bandera de España no ondeaba en el exterior del edificio.

El Tribunal Supremo non admite excusas para evitar colocar la bandera española en el lugar que la Constitución le otorga porque “no se admiten interpretaciones que excusen el cumplimiento del deber de hacer ondear diariamente la bandera de España en el exterior y en el lugar preferente del interior del Parlamento Vasco»

El Ayuntamiento de Bilbao también estuvo treinta años incumpliendo la legalidad vigente que lo obliga también a izar la enseña patria en la balconada principal,  lo que hizo, finalmente, cómo no, por  orden del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).

Lo que no se explica la gente de a pie es que las instituciones  incumplan las leyes  cuando los demás sí se ven obligados a hacerlo bajo las multas de rigor. Y lo que piensa es que si algún día consiguen la independencia que arríen la rojigualda y la sustituyan por la ikurriña, mientras tanto el Estado tiene mecanismos suficientes, aunque no los emplee, para hacer cumplir la ley y dejar que sean los jueces lo que gobiernen de facto en los asuntos importantes.

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