Caso Marta: Búsqueda fallida de su cuerpo en el vertedero

el vertedero

Como su cuerpo no ha sido encontrado entre los más de 50 millones de kilos de basura removidos, a pesar de que se ha analizado todo bolsa a bolsa, a pesar de que es muy improbable, o materialmente imposible, que un cuerpo de más 160 centímetros de longitud, haya podido pasar tantos filtros, y que pueda esfumarse, el caso de la búsqueda de Marta entra en una nueva vía muerta.

Por lo tanto, nuestros sistemas judicial y policial han sido burlados de nuevo por unos jóvenes delincuentes, en teoría inexpertos, que, de momento, están ganando la partida, y han vuelto a mentir con la versión del vertedero, que ha supuesto  un suma y sigue en su propósito de acumulación de delitos, una estrategia procesal que no les habrá caído del cielo, para evitar ser juzgados por un jurado popular que suele condenar estos delitos en más de un 90 por ciento de ocasiones.

Y fallida esta versión los investigadores están pendientes de confirmar algunas pruebas de ADN encontradas en el coche de la madre del menor, el Cuco, que si resultan positivas se tendría que volver a la primera hipótesis de que fue arrojada al río, versión más verosímil pues ya se ha dicho que algunos cadáveres han aparecido a los 5 o 6 meses de su desaparición-Marta ya lleva más de tres- y que podría estar enredado entre la maleza y abundante vegetación y arbustos: el terreno de búsqueda se extiende a lo largo de más de 80 kilómetros, hasta Sanlúcar, y algunos kilómetros
más arriba por lo del reflujo de las mareas, hasta una presa.

Si se confirma el nuevo fracaso sin duda volverán a arreciar las críticas hacia la policía por sus errores y poner en entredicho los métodos utilizados para desenmascarar a los culpables que dispusieron de un tiempo considerable para montar distintas versiones de los hechos que favorecen a sus intereses.

Los padres insisten en que ni está en el río ni en el vertedero y animan a que sigan buscando. También se abren paso otras teorías, como la de que el cuerpo haya podido ser enterrado o incinerado: el tiempo corre a favor de los asesinos, materiales o inductores.

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