El estado de la cuestión: El país real versus la prensa del corazón (2)

Presentadores de un programa que, por el momento, es un temible azote para los emisores de basura televisiva.

Siguiendo el hilo argumental de la anterior entrega, cuando la citada emisora puso en formación de combate a todos sus paparazzi, suspendió todos los permisos, y organizó una persecución, a toda mecha, por las calles de Madrid del coche de Paquirrin y de su chica, que obviamente no tuvieron escapatoria pues se trataba de varios comandos muy experimentados. En el plató y para la completa autopsia o disección de la noticia que les iban suministrando en tiempo real los mercenarios comandos que estuvieron desplegados, en forma de guerrilla urbana, estaba la plana mayor de los periodistas de investigación entre los que destacaba su jefe, un viejo cotilla que habla de estos asuntos ex cáthedra, muy avezado en estas lides vergonzantes.Con un suspense digno de mejor causa iban recibiendo las noticias de sus avanzadillas del morbo, y la persecución del muchacho acabó en un bingo de Madrid en donde se reunieron con la señora Pantoja que emborronaba cartones para olvidar, es de suponer, sus desventuras o celebrar los indudables éxitos en su profesión de cantante.(Vayan ustedes a saber si es cierto este extremo y si no una trola podría salvarles la noche).

De aquí­ extrajeron un comentario colateral con otra conclusión: mientras ella se divertía su antiguo novio se pudría literalmente-cada vez más enfermo- en la cárcel, expiando las penas por todos los delitos malayos.Comentada la noticia y con gran desahogo, pasaron a otros asuntos de parecido calado y se quedaron tan tranquilos.

Debería abrirse un debate nacional sobre si no constituye una auténtica infamia el que toda la prensa rosa la haya tomado con un joven con el único argumento de que es hijo de un torero que murió en el ruedo y de una cantante de éxito a la que pusieron un día la proa, desde que se convirtió en una de las viudas cíclicas,-que ellos pretenden convertir en ciclotímicas- que el país necesita cada cierto tiempo. A veces se piensa que por qué el Defensor del pueblo no entra en estos asuntos: ¿O es que Paquirrín no es pueblo? A veces se piensa qué clase de enfermedad tiene una sociedad que alimenta tales engendros permitiendo que alcancen tales audiencias: entre todos los pagamos.

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