Hoy se cumple una semana de la muerte de Asunta Basterra Porto. Y hoy, alguien ha despositado flores en la pista forestal, próxima a la localidad coruñesa de Teo, donde fue hallado el cadáver de la niña. El caso ha causado un hondo impacto en la sociedad española y la prensa se hace eco de ello ampliamente. El juez decidirá el grado de incriminación en las próximas horas.
Esta triste y misteriosa muerte posee todos los ingredientes precisos para que los buitres carroñeros hagan su agosto. Y a fe que lo están haciendo: de hecho bien que lo están aprovechando las reinas mañaneras de las privadas, la escritora Ana Rosa y la pizpireta Susanna Griso que llevan una semana batiendo todos sus récords de audiencia –esperemos que “Sálvame” no mancille el caso ocupándose del mismo, estos meten sus garras en todo-.
En general todas las cadenas están tratando el doloroso asunto que tan impactados nos tiene: ir a los confines del mundo a por una niña para después matarla posee todos los requisitos para captar nuestra atención y para seguir reflexionando sobre los misterios insondables por los que se rige la mente humana. Los mismos que Bretón, el psicópata, -entre otros muchos- no nos quieren ayudar a desentrañar…
Demasiados menores mueren a manos de sus padres todos los años. Cuando es la madre la que mata –síndrome de Medea- , la sociedad piensa que está loca, y si es el padre porque es malo. (La famosa española Ley de Violencia de género también discrimina al varón). Lo único que diferencia a ambos es la forma –estadísticamente- de ejercer la violencia: ellos matan a golpes y ellas, envenenando.
Algo que podría cuadrar en este caso: acabo de leer en la Voz de Galicia que Asunta pudo ser drogada el día de su muerte en una comida con sus padres…
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