La buitrera nacional

El psiquiatra forense José Cabrera asegura, en relación a los huesos hallados en Las Quemadillas, que determinar a simple vista la naturaleza – humanos o no-  de lo hallado «requiere una experiencia importantísima». «He hecho mil autopsias y me dan trocitos de huesos y a simple vista me va a costar mucho trabajo decidir si son o no humanos”

«Todos los expertos que han visto esos huesos los han visto a simple vista y nadie ha hecho estudios microscópicos, algo que no se por qué nadie ha hecho porque es definitorio»

La pira funeraria, al parecer, alcanzó los 800º C lo que elimina cualquier resto de ADN según los expertos, algo que sin embargo intentarán conseguir, sobre todo en los dientes aparecidos que suelen protegerlo mejor. Si no se consigue ADN en esos pequeños trozos será imposible identificar con certeza de un cien por cien de fiabilidad la identidad de los restos. No obstante dice José Cabrera que el juez, «que tiene una potestad, puede considerar que si esos restos son humanos, son de dos menores y están en esa finca, de quien van a ser si no (son de Ruth y José)».

Ayer toda España se olvidó un poco del fútbol, de la entrada del Málaga enla Champion Ligue, de que el Madrid ha perdido 5 puntos en dos partidos, de que Iniesta y sus chicos siguen jugando de maravilla, de lo que nos espera en otoño en que El Registrador nos va por fin a sacrificar a los mercados, y amaneció acongojada por la noticia de que un padre puede haber asesinado y quemado a sus dos hijos para hacer daño a su madre, algo que ocurre periódicamente y que está escrito en nuestros genes. Hace poco en Murcia una mujer ahogó a sus dos hijos para hacer daño al marido que al parecer le era infiel. Curiosamente la mujeres tienen algo más acentuada esa sed de venganza hacia sus esposos: son el 56 % do los parricidas.

¿Y a dónde mira España buscando información? A la caja no tan tonta. El seguimiento del caso Bretón ha impulsado y mejorado las audiencias televisivas y ha hecho que Susanna Griso y Ana Rosa Quintana vuelvan de sus vacaciones anticipadamente: el morbo está servido

Como suele ser habitual en Telecinco, la cobertura del caso Bretón no se limitó al programa matinal. La cadena se llevó el prime time de la jornada de ayer con la emisión de Ruth y José: Nada es igual. El programa presentado por Emma García fue el más visto de la noche con 2.103.000 espectadores y el 21,3% de cuota de pantalla.  El minuto de oro de la jornada fue también para Telecinco. Se produjo a las 23.23, cuando 3.504.000 espectadores (23.8% de cuota de pantalla) estaban viendo Ruth y José: Nada es igual.

¿Cómo ve esto Salvador Sostres, la particular bestia negra de que dispone Pedro Jota para dar enfoques novedosos a los acontecimientos que se van presentando? Pues escribiendo La Buitrera:

“Saltó la funesta noticia de los informes forenses que confirman los cadáveres de los niños de Córdoba y algunas televisiones echaron a volar antes de hora a sus «muerteras» (© Umbral). Cuando la audiencia manda y la pasta suena, la realidad es un condimento que suele estorbar en el potaje. Antena3 y Telecinco (Susana Grisso -con su cimbreode jaguar- y Ana Rosa Quintana -ella-) han desplegado la orquestina de los crímenes al relente del drama sureño. Resulta un espectáculo ver las turbinas del morbo aventar su basura emocional y conceptual. Y testar en tiempo real lo que la mierda ajena engancha.

Es la cetrería del espectáculo torcido, los halcones de vuelta. En los platós se levanta de nuevo una realidad paralela y acosadora desde la autenticidad de los huesos hallados. Es muy fácil inflamar la ira popularísima manejando un breve registro de aparejos sentimentales. Todos somos mamás en este hondón de daño. El espectáculo de la muerte en familia es una larga veta de prosperidad. Ninguna de las investigadoras de prime time que va a explotar el negocio en las próximas semanas revelará nada definitivo sobre el asesino helado, enfermo y cabrón. Su vocación no es despejar el origen de la negligencia en la investigación policial, sino servirse de ella. Tampoco aliviar al daño infinito de una madre devastada. Su propósito es no cerrar pronto y bien el caso. No perder el share. No bajar la cuota de anunciantes… La delicia insaciable del periodismo vérité.

 Saben lo que requiere el apetito negro de la audiencia. La proteína cloacal es su aliada. En las tragedias de mucho trueno, el espectador adquiere el color de los yonquis que lo dan todo por una caladita más de esa mierda. Nuestras periodistas conocen lo que nos gusta. En nuestro afán necrófago hay un tibio poso de oro que recolectan ellas. Y al final parece que la tele la degradan quienes la miran.

 En el malogrado caso de los niños de Córdoba sólo una cosa importa: la mujer huérfana de hijos. Lo demás debe ser asunto de los jueces, ni siquiera ya de los nefastos policías encargados. La televisión también sirve (lo hemos visto antes) para ensuciarlo todo aún más en su hermosa lavandería de percantas y mequetrefes bronceados al ast. El sensacionalismo que se aúpa con el desgarro ajeno provoca terror. Pero al final hemos hecho de él una cultura… Sin despeinarnos. ¿Ves, mámá, por qué de la tele no llaman?”

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