Los nubarrones del paro traen un Octubre negro

grafica del paro

cola del paro

En Estados Unidos un 6 % de paro ha originado una convulsión política, una especie de catarsis nacional. En España, con ese índice doblado en la actualidad y hacia arriba se vaticina que el año cerrará con un millón de parados más que en 2007, a un ritmo de unos 260 por hora, que si esta cifra se tradujese a kilómetros hasta podrían meter al conductor en la cárcel. Son cantidades heterogéneas y por lo tanto el ministro de Trabajo Sr. Corbacho, no puede ser imputado por tal sangría de puestos de trabajo y nadie va a solicitar para él el trullo, y menos para su jefe ZP, tan preocupado por pillar asiento en la famosa cumbre económica.

El asunto del paro es tan grave que hasta F. González ha afirmado que la actual crisis, inexistente hace seis meses, el que hablaba de ella era un antipatriota, es peor que la de los 80 y Solbes ha tirado la toalla diciendo que su margen de políticas extraordinarias ya se ha agotado, lo que quiere decir que el mercado laboral tendrá que ajustarse él solito, al igual que lo que rodea a la construcción : una vez pinchada la también negada burbuja inmobiliaria serán las leyes salvajes del mercado las que harán el resto. ¿No estamos en una sociedad capitalista?

Al margen del paro los demás siguen en lo suyo: el juez Garzón intentando abrir fosas casi contrarreloj y los que quedaron atados y bien atados por Franco y su ideología, desde el CEU (Universidad de San Pablo), han organizado un Congreso sobre la Guerra civil y la República. Al haber distintas memorias de la Historia, según quien la recuerde o desde qué bando -¿existen varios bandos todavía o distintas bandas de intereses?- se invoque su memoria, los nostálgicos del Caudillo, que, no nos engañemos, los hay, y a la que llaman “La Otra Memoria” , que ataca a su vez y de una forma vigorosa a la Ley de Memoria Histórica impulsada por el Gobierno actual.En esencia, este Congreso ha sido convocado para culpar al PSOE y al PCE de haber iniciado la Guerra Civil , cuyas primeras escaramuzas se dieron en 1934 con la revolución obrera de Asturias.

También irrumpe en el debate el historiador Stanley G. Payne afirmando que el franquismo fue una especie de contrarrevolución, además de echar en falta en el PSOE una autocrítica por su turbio pasado revolucionario.

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