Sobre Celia, la incontinente

Celia Villalobos, 66 años, andaluza, 20 años ininterrumpidos viviendo de la política, Vicepresidenta Primera del Congreso de los Diputados y Sra. dePedro Arriola, 67 años, 25 años ininterrumpidos viviendo de la política, asesor áulico de Mariano Rajoy, tomó la palabra en el Comité Ejecutivo Nacional del PP, tras el discurso del Presidente, para subrayar que Albert Rivera es “un producto” de los medios de comunicación y, hasta hace pocos meses, sólo tenía infraestructura en Cataluña:

“No entiendo cómo pueden votar a un niño que va con el pañalito y huele a Nenuco”. “En Andalucía, habrá que ponerle pañales“.

La desvergüenza de quien no sabe dejar la política puede llegar al punto de olvidar que los pañales para adultos es el sino de muchos -y muchas- cuando se pasa la barrera de los 65.

EQM.

José A. Zarzalejos en El Confidencial, 290315.

Carmen del Riego, corresponsal política de La Vanguardia y presidenta de la APM, escribió el pasado martes una interesante crónica en el diario barcelonés sobre las interioridades del Comité Ejecutivo del PP celebrado a las veinticuatro horas de las elecciones andaluzas. Nadie, escribe la periodista, hizo un análisismínimamente consistente sobre la irrupción de Ciudadanos en el parlamento andaluz, aunque constataba cómo Celia Villalobos –la inevitable Celia Villalobos– pidió la palabra y dijo: “No entiendo cómo pueden votar a un niño que va con el pañalito y huele a Nenuco”.

Lejos de valorar como ridícula la frase de la vicepresidenta del Congreso, me parece paradigmática, por una parte, de la ignorancia política que cunde en el PP sobre la realidad social española, y por otra, de la soberbia que ciega a sus dirigentes. La infeliz expresión de Villalobos es simétrica a la de su marido,Pedro Arriola, que tildó de “friquis que planean sobre Madrid” a los dirigentes de Podemos. Y emparenta con la calificación “Naranjito” que el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, dedicó a Rivera.

Entre el “niño” y los “friquis”, entre Ciudadanos y Podemos, suman en la Cámara andaluza veinticuatro escaños. Teniendo en cuenta que el PP perdió en el envite medio millón de sufragios y diecisiete parlamentarios, que en buena parte fueron a Ciudadanos, los dirigentes del partido gubernamental deberían formular análisis con más tiento. El principio de todos los vicios es la soberbia y la dirigencia del Partido Popular se distingue, precisamente, por esa altanería suficiente que persiste en el error y lo hace creyéndose impune al castigo.

La realidad, sin embargo, es que Ciudadanos concita, además –por lo que se ha visto en las europeas y en las andaluzas– una progresiva adhesión de los electores, también de ámbitos intelectuales. Félix de Azúa, que es un catedrático y escritor independiente y acerado en la crítica, escribió el martes en El País un buen artículo titulado “El momento de los pequeños”, que terminaba con éste párrafo: “¿Podemos, UPyD, Ciudadanos? Cualquiera de los tres. Yo me inclino por la sensatez del equipo económico de Ciudadanos y la indudable calidad de su líder, así como me parecen nefastos los engaños y la arrogancia de Podemos, pero no quiero dudar de la cordura de los votantes españoles. No pido que gane el mejor, sólo que no gane el peor”.

Si se contrastan las reflexiones del escritor con el cachondeo de Celia Villalobos, se comprenderá cómo la inteligencia, la cautela y la humildad no parecen formar parte del acervo de algunos dirigentes del PP que el pasado lunes –los famosos barones– tuvieron el gallardo gesto de no presentarse en la reunión cuando, seguramente, tanto Rajoy como el candidato andaluz, Juan Manuel Moreno, lonecesitaban más que nunca. Cierto es que al presidente le pareció “razonable” el resultado de su partido, pero, considerando su valoración como un eufemismo, la expresión de Villalobos fue de chirigota gaditana.

La realidad, sin embargo, es que Ciudadanos concita, además –por lo que se ha visto en las europeas y en las andaluzas– una progresiva adhesión de los electores, también de ámbitos intelectuales. Félix de Azúa, que es un catedrático y escritor independiente y acerado en la crítica, escribió el martes en El País un buen artículo titulado “El momento de los pequeños”, que terminaba con éste párrafo: “¿Podemos, UPyD, Ciudadanos? Cualquiera de los tres. Yo me inclino por la sensatez del equipo económico de Ciudadanos y la indudable calidad de su líder, así como me parecen nefastos los engaños y la arrogancia de Podemos, pero no quiero dudar de la cordura de los votantes españoles. No pido que gane el mejor, sólo que no gane el peor”.

Si se contrastan las reflexiones del escritor con el cachondeo de Celia Villalobos, se comprenderá cómo la inteligencia, la cautela y la humildad no parecen formar parte del acervo de algunos dirigentes del PP que el pasado lunes –los famosos barones– tuvieron el gallardo gesto de no presentarse en la reunión cuando, seguramente, tanto Rajoy como el candidato andaluz, Juan Manuel Moreno, lo necesitaban más que nunca. Cierto es que al presidente le pareció “razonable” el resultado de su partido, pero, considerando su valoración como un eufemismo, la expresión de Villalobos fue de chirigota gaditana.

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