Un control de alcoholemia se carga el Consejo Asesor del Observatorio Regional contra la Violencia de Género

neira y señora

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Que uno se imagina que consistía en un minarete enclavado en la Comunidad de Madrid desde el que, en vez de convocar a los fieles a la oración, mustafá Jesús Neira oteaba el horizonte haciendo las veces de diablo Cojuelo para ver si se violaban los derechos de las mujeres a manos de sus parejas –novios, amantes o uncidos por el suave o duro yugo conyugal, civil o eclesiásticamente.

Unas copas en la noche madrileña que se está mostrando particularmente peligrosa –que se lo pregunten a Hermann Tertsch que a causa de ellas permaneció en el lecho del dolor largas jornadas dicen que debido a su incontinencia verbal –no sólo escrita- que por lo visto ofendió a otro patoso nocturno- y Jesús Neira ha sido otra de sus víctimas, esta vez no a manos de un agresor al estilo de Antonio Puerta, sino de un control de la Guardia Civil caminera lorquiana ahora reconvertida en ángeles de la guarda nocturnos y diurnos aunque no pongan tantas multas como Rubalcaba quisiera.

No obstante, Jesús Neira niega la mayor: él no iba borracho porque sólo se tomó una copa y media y que la medicación que toma para los ataques epilépticos potenció los efectos de las mismas por más que hayan salido doctores, seguramente simpatizantes de los sociatas, que hayan dicho que la prueba del alcoholímetro no engaña, que señala inequívocamente todos los miligramos de alcohol en sangre que llevemos, en el caso del osado socorredor de Violeta Santander –por ello llegó a la efímera fama-  0,87 miligramos de alcohol por aire espirado, cuando el máximo permitido es 0,25 miligramos.

Ha sido pues un acto de soberbia no reconocer que lo han pillado, que ha tenido mala suerte, como ha podido ocurrir a cualquier dipsómano, sin que queramos decir que él lo sea: lo dejaremos en dipsómano coyuntural. Y como consecuencia de su forma de ser hace unas declaraciones, como de costumbre insultos a la inteligencia:

“No pienso dimitir de mi cargo de presidente del Consejo Asesor del Observatorio regional contra la Violencia de Género porque soy éticamente intachable,  no he trasgredido la ética y por tanto no dimito ni voy a dimitir y pediré a la presidenta regional, Esperanza Aguirre, que ejerza su función y le cese –ESPE rauda le ha cogido la palabra-. Quiero que me echen  porque estoy hasta el gorro de cosas que son indignantes y una basura. Mi detención por triplicar la tasa de alcoholemia al volante y todas las reacciones que se han sucedido después me parecen «un montaje».

Una tercera en discordia, Bibiana Aido,  ha criticado a Esperanza Aguirre, por haber eliminado el Observatorio contra la Violencia de Género que presidía el profesor Jesús Neira:

«Hay actos que merecen todo el reconocimiento y otros que merecen ser reprobados. Me produce tristeza el cierre del Observatorio, pero ella  nunca ha creído en este organismo y ha aprovechado lo de Neira para cerrarlo» «es una prueba más de la frivolidad» con la que Aguirre trata todo lo relacionado con la violencia de género”

 

 

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