En la foto aparecen icurriñas, señeras y banderas catalanas independentistas.
Hemos esperado a que acabara el partido para poder saber el resultado: 1-1 y el campo, lleno hasta la bandera, utilizando el símil taurino. Nos extrañó que siendo el escenario en un lugar cercano a los orígenes de España no se viera ni una sola bandera española: ahora corregimos sobre la marcha, gracias a las bondades del Word. La única que divisamos fue gracias a un servicio de la televisión oficial de Madrid. Era de un tamaño respetable y unos mozos se disponían a meterle fuego, siguiendo la particular iconoclasia al uso.Si vimos muchas ikurriñas, otras en que aparecía en fondo negro un mapa ideal en que ya estaban incluidas Navarra, el Condado de Treviño y parte del Sur de Francia, del que ayer dimos un adelanto, también muchas banderas parecidas a la catalana aunque éstas añadían a las barras una estrella cuyo significado desconocemos.
El partido, que además nos pareció un acto patriótico estuvo presidido por Ibarreche, al que, en un momento en que fue enfocado por una cámara con un gran zoom, se le notaba un brillo intenso en los ojos, a saber qué cosas le irían pasando por el cerebro en esos instantes. También ocupaban un lugar de honor en los palcos el vicepresidente de la Generalidad de Cataluña- en Valencia también tienen-, el señor José Luis Carod Rovira-que dado su cargo se multiplicó en actos institucionales por la mañana, entre los que destacan, como hemos repetido, la firma de la Declaración de Bilbo (en vasco), añadiendo “que ellos no estaban allí contra nadie”, y Arturo Más, con su aspecto deportivo y de alto ejecutivo, sólo comparable al de López Aguilar, aunque este algo más apolíneo por su edad.
