En ese año ya será una realidad el uso del oro que a escala nano hace de catalizador de reacciones químicas, por ejemplo, en el uso del hidrógeno, que es el futuro, por su abundancia, de la energía.
Reproducimos parte de un artículo de M..A. Criado que nos sitúa en ese año:
“Aunque el ojo humano sea incapaz de ver un nanómetro (la millonésima parte de un milímetro), los cambios a su alrededor sí son bien visibles. Como dice la directora general de la OPTI, Ana Morato, «no ha sido un cambio radical, sino una evolución». Ya en 2008 había productos mejorados o con nuevas propiedades basados en nanomateriales, como las más modernas células solares, una raqueta de tenis o un simple pintalabios. Pero ahora prácticamente todo tiene una base nanotecnológica.
Carlos, por ejemplo, es un padre soltero. Prepara el desayuno a su hijo. El niño juega en un suelo de baldosas que, gracias a una serie de nanopartículas añadidas, conservan una temperatura tibia. El chico golpea su pequeño robot contra un suelo que tiene capacidad antirrayado, además de antibacteriano».
Así de confortablemente se vivirá en 2020, sin embargo, casi llegando a la mitad de este 2008, aquí en España suceden hechos acostumbrados o previsibles o insólitos. Unos ejemplos: un gran incendio devora La Gomera; Nadal sigue siendo inexpugnable en tierra batida, en Montecarlo, en su camino hacia el número uno; el Madrid, campeón de Liga o el tuerto en el País de los Ciegos; Bush avalando el uso de la tortura en la lucha contra el terrorismo; Julio Anguita, ¡oh, cielos!, de nuevo en acción planteando medidas para la refundación de IU; Núñez Feijóo, del PP, afirmando que la oposición no debe ser ni simpática ni antipática, en la línea de Pachi López: o será Lehendakari o seguirá en la oposición (no dice nada de abandonar la política); España importando aceite de girasol contaminado y la ministra de Defensa reafirmándose en su pacifismo.
Mientras tanto Javier Marías sustituye a Lázaro Carreter en la Academia de la Lengua. Toma hoy posesión de su puesto con un discurso sobre «la dificultad de contar lo acaecido, lo real». Algo que sin duda no debe uno perderse ni nadie que escriba en los medios: no hay más que hojear varios periódicos para comprobar cómo ven la realidad de una manera tan diferente.
