Memoria Histórica: Un referéndum de los de antes (2)

  El Jefe del Estado de la época y su esposa doña Carmen Polo, votando. 

 Hoy se cumplen veintinueve años desde la aprobación de la Constitución del 78. Hemos consultado los dos periódicos de mayor tirada, EL PAÍS y EL MUNDO, en su edición digital y no hemos visto ninguna reseña: la noticia-estrella es la captura de dos etarras relacionados con el último atentado. En el diario SUR de Málaga, sí mencionan en primera página la fecha de hoy y su importancia para la democracia. Y lo que sigue es algo que ya teníamos escrito, en la línea de esta página: simultanear hechos del pasado reciente con los actuales, intercalando de vez en en cuando otros que emanan de nuestra sociedad y dignos de resaltar por lo llamativos.

 Aunque en aquellos tiempos ya gobernaban los tecnócratas todas las leyes emanadas de arriba tenían el tufo de lo dictatorial y es por lo que a la juventud le repugnaba que las vistieran con un ropaje democrático: deberían haber seguido gobernando por decreto y dejarse de pantomimas, que de aquellos polvos vienen alguno de los lodos actuales en opinión de algunos comentaristas políticos, así cada vez que se sacaban de la manga  simulacros democráticos se producían efectos secundarios en los que más de una vez tenía que intervenir el Sr. Juez de turno para tranquilizar al repudiado y calumniado del que se sospechaba que había desperdiciado la papeleta del voto anulándola.  

La noche antes don Francisco Franco Bahamonde había solicitado, entre sollozos, el voto afirmativo (esos pucheros serían imitados años más tarde por Arias Navarro, carnicerito de Málaga, según la mala lengua de Interviú, a partir de sus actuaciones en la fiscalía de la Ciudad del Paraíso).Operación  de tachadura de la papeleta que provocaba ipso facto la anulación del voto, maniobra inicua que era adivinada por la mesa petitoria(del voto) y que comunicaba con toda celeridad al resto de votantes que se aglutinaron en torno al 98,7,afirmativo. 

 Ante la presión ambiental que se fue haciendo sofocante con el paso de los días los supuestos desagradecidos que en opinión de muchos así mordían la mano que los alimentaban, a él y su familia, muchos optaban por salir en un voluntario destierro a tierras lejanas en que,por un casual, dada su mocedad tenían que hacer el servicio militar,que con esas cosas sí que no se jugaba. Ya en la democracia tuvimos ocasión de votar a modo y quitósenos el remordimiento que se venía arrastrando y que nos quedó después del abortado voto que no fue nada disputado como después el del señor Cayo ,sino que no se quiso  la inclusión en el 98,7.  

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