El círculo vicioso de los aspirantes a profesores en Andalucía

Sísifo, de Tiziano

Renunciamos a averiguar cómo está el asunto en las 16 comunidades autónomas restantes y si también Ceuta y Melilla funcionan por libre, sin depender de Madrid,  pero por víctimas del sistema que impera en Andalucía sabemos que aquí pueden venir opositores del resto del Estado al no haber barreras de ningún tipo que sí encuentran, como las idiomáticas, los opositores autóctonos. Primera discriminación por razones de la lengua.

Lo cierto es que, habrán averiguado que escribo desde Andalucía,  el sistema selectivo imperante promete llenar y seguir llenando las consultas de psicólogos y psiquiatras al tratarse de unas oposiciones en que los aspirantes a plaza, los recién salidos de las Facultades, nunca van a poder conseguir una puesto que sacar, por ejemplo, un 9,5 sobre 10, no se la garantiza: entran en juego unos derechos adquiridos por los que ya están en el sistema, algunos a lo larga de varias décadas y sin ningunas pruebas de selección previas: sólo con presentar la documentación exigida o por otros mecanismos, copan las plazas con el único mérito de llevar muchos años trabajando sin que  se hayan preparado suficientemente-tienen la plaza asegurada- para superar las pruebas que se exigen a los que quieran entrar.

Se habla de que el sistema, por injusto y por tan manifiestamente mejorable, va a cambiar aunque con la oposición frontal de los interinos y de algunos sindicatos que les apoyan aunque de estos tendría que salir el que se arbitrase un sistema más justo o dos procesos selectivos diferentes, como ya los hubo en otras épocas, en que se dejaba un  porcentaje de plazas para los interinos y otro para los opositores libres y no el sistema actual que linda con la esquizofrenia  al convocar unas oposiciones en las que los aspirantes están condenados a no aprobar jamás con plaza o, en todo caso, los que aprueban con más de un 5, a entrar a formar parte de una hipotética bolsa de trabajo que depende de los avatares económicos de la Junta: el curso pasado no han llamaron ni a un solo aspirante al haberse acabado “los dineros” para cubrir las bajas de los profesores ya en el mes de febrero, con las graves consecuencias que el hecho habrá tenido para la calidad de la enseñanza, esa entelequia que tan poco parece importar a los políticos pero que después algunos informes, el PISA, por ejemplo, nos vienen a recordar que está por los suelos y que ocupamos el último lugar entre las comunidades autónomas.

Siendo el tiempo con que cuentan los aspirantes a plaza de dos cursos para entrar en el privilegiado grupo de los interinos, como la crisis siga mordiéndole las canillas a los presupuestos para Educación de la Junta, corren el peligro de no trabajar en ese periodo, con lo que su esfuerzo habrá sido vano, una vez más, y a seguir preparando unas oposiciones a la nada, siendo a su pesar nuevas reencarnaciones de Sísifo, el que fue condenado por sus astucia a quedar ciego y empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, y así indefinidamente, o de Tántalo también castigado por los dioses a tener  fruta y  agua a su alcance: éstos se retiran al intentar cogerlos. Seguro que todos ustedes conocen a alguna de las  víctimas del sistema que están desperdigadas por todos los pueblos de Andalucía y con cara de resignación, con el síndrome de ambos seres mitológicos que aunque nunca existieron siempre están entre nosotros.

Urge por tanto que la Junta de Andalucía encuentre un proceso selectivo justo para todos y que, además, inyecte savia nueva en el sistema: hasta la presente ha estado columpiándose en los comportamientos viciados que proporcionan las mayorías absolutas con una oposición tan estéril y demagógica que la hace fútil e inane, proceso que sirva no sólo para los que un día que se pierde en la noche de  los tiempos, y con unos criterios nada transparentes en algunos casos, accedieron a las interinidades, sino también para que los aspirantes a ingresar en  la enseñanza oficial puedan hacerlo en igualdad de condiciones, como dice la Constitución y como demanda, además, la calidad de la enseñanza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *