Reflexiones de Carlos Carnicero (y mías) ante la visita papal

carlos carnicero

Podríamos poner muchas más y de las más variopintas, incluso la de Arenas, el eterno aspirante andaluz al gobierno de su comunidad, que destila simpleza y oportunismo al haber tachado de lamentable que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no haya acudido a la recepción en Santiago de Compostela del Papa y jefe de Estado del Vaticano, Benedicto XVI, «pese a las convicciones religiosas que tenga». A él poco le importa que dicho jefe del Estado vaticano antes de aterrizar en Labacoya Airport haya dicho, faltando evidentemente a la verdad, que en España hay un ambiente hostil, anticlerical, similar al que había en la España de los años 30, cuando la quema de iglesias y conventos, cuando entre 7 y 8000 sacerdotes, obispos y religiosos fueron pasados por las armas. Más que echarle la culpa al gobierno de ZP de que las iglesias estén medio vacías deberían, sobre todo los jerarcas de la iglesia que tan aviesamente le han deformado al Papa la realidad, reflexionar sobre el por qué de esta situación. Y que conste que no vamos a entrar en otras consideraciones, que  a otros les ha faltado tiempo para recordar, acerca de papel de la Iglesia de aquellos convulsos años en la Rebelión militar que dio lugar a la Guerra civil y el posterior apoyo a los vencedores de tan incivil contienda.

Y sin más preámbulos he aquí el grueso de las afirmaciones de Carlos Carnicero, que pueden ver completas en Del laicismo agresivo y la memoria de la II República a los incumplimientos del PSOE :

 

«Primera reflexión: la Iglesia es insaciable. No le basta con unos acuerdos con la Santa Sede que sitúan a la Iglesia Católica en posición de beneficio y dependiendo su existencia de los presupuestos generales del Estado. Se permite tener una radio propia que siembra la discordia, que introduce la crispación en la vida pública y que está en manos de los periodistas de la derecha más extrema. Y una Conferencia Episcopal que se tira a la calle a manifestarse contra el Gobierno sotana en ristre.

 Segunda reflexión: el Gobierno socialista pone la mejilla las veces que haga falta y juega con una ambigüedad calculada para tirar de la soga sin llegar nunca a romperla; y al final se rinde con los símbolos religiosos en las escuelas, con las clases de religión y con los tratos de privilegio hacia quien cada día le ataca por tierra mar y aire.

 Tercera reflexión: las declaraciones del Papa antes de llegar a España, además de constituir un disparate histórico, son gasolina en unos rescoldos que están controlados por la responsabilidad de la mayoría de los ciudadanos y de los partidos.

Existe un respeto hacia los cultos católicos y hacia sus creyentes que nunca ha pedido explicaciones del papel jugado por la Iglesia española como soporte espiritual e ideológico de la dictadura franquista sin que jamás se haya disculpado por ello. Las afirmaciones del Cardenal Gomá, afirmando que de “la boca de los cañones (franquistas) se reflejará la luz del Evangelio nunca han tenido disculpas”

 

 

¿Por qué no se atreve a dar esa batalla en Francia, en Alemania, en Holanda o en Grecia? Sencillamente porque se siente crecido en España por la debilidad del Gobierno socialista en su política con el Vaticano: el Gobierno incumplirá su promesa electoral de presentar en el Congreso, en esta legislatura, la Ley de Libertad Religiosa. El ridículo es de libro y la respuesta del Papa una bofetada en la debilidad del Gobierno.

 

Las quejas del Vaticano por la pérdida de fe de la sociedad española y de la latinoamericana no buscan en la autocrítica su explicación en un universo de valores superados por la modernidad, de curas pederastas sin castigo y sin ser capaces de realizar ningún esfuerzo de modernización de su doctrina.”

 

 

 

 

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